Los servicios de inteligencia de Estados Unidos buscaban el miércoles explicar las fallas de seguridad que casi permiten un atentado contra un avión comercial, pese a que se supone que sabían que la red fundamentalista Al Qaida planeaba una “sorpresa de Navidad”.

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Al día siguiente del sermón del presidente Barack Obama, que juzgó “totalmente inaceptable” “la falla del dispositivo” de seguridad, la CIA se defendió de las acusaciones de que no difundió correctamente la información que tenía sobre el sospechoso, como afirman los medios locales.

El día de Navidad, Umar Faruk Abdulmutallab, un nigeriano de 23 años hijo de un destacado banquero, intentó hacer estallar un explosivo, llamado PETN, que escondía en su ropa interior mientras viajaba en un avión estadounidense con 290 ocupantes.

La inteligencia estadounidense sabía que Al Qaida estaba preparando una “sorpresa de Navidad”, pero no podía prever el intento de atentado en el vuelo entre Amsterdam y Detroit o identificar a su autor, indicó el miércoles un agente a la cadena CBS.

“Hace meses que trabajábamos en este asunto, pero nunca pudimos establecer los vínculos ni prever lo que iba a pasar”, dijo el funcionario.

Asimismo, agregó que “el problema es que el Centro Nacional de Antiterrorismo (NCTC), encargado de actualizar la lista de las personas sospechosas de terrorismo, recibe 8.000 mensajes por día”.

Las primeros resultados de las investigaciones llevadas a cabo por Holanda, revelan que el atentado fallido del vuelo NW253 Amsterdam-Detroit “fue preparado de manera bastante profesional pero su ejecución fue la de un aficionado”, afirmó la ministra del Interior de Holanda, Guusje ter Horst.

En el aeropuerto Amsterdam-Schiphol, donde hizo escala el nigeriano proveniente de Lagos, se instalarán escáner corporales dentro de las tres semanas para controlar a los pasajeros que partan hacia Estados Unidos.

Quince aparatos, actualmente en fase de prueba y utilizados de manera aleatoria, serán equipados con un nuevo programa, explicó la ministra holandesa de Interior. Su costo es de 150 mil euros cada uno.

El programa, que permite efectuar controles sin intervención humana, representa al cuerpo humano con la forma de un muñeco para no dar lugar a presunciones de voyerismo, principal crítica contra los escáner que desvisten virtualmente en las pantallas a las personas controladas. Un agente intervendrá únicamente si se detecta alguna anomalía.