Las autoridades chinas arrestaron a 94 fugitivos por su presunta implicación en la sangrienta oleada de violencia étnica ocurrida en la región de Xinjiang en julio, informó el miércoles la prensa estatal.

La agencia estatal China Nueva señaló la posibilidad de nuevas sentencias contra los juzgados por su participación en los hechos de julio, por los que Pekín ya ha ejecutado a nueve personas y ha sentenciado a otras ocho a la pena capital.

Las calles de la capital de Xinjiang, Urumqi, se convirtieron en un cambio de batalla el 5 de julio cuando miembros de la etnia uigur, la minoría musulmana de la región que denuncia su represión bajo el gobierno chino, atacaron a miembros de la etnia mayoritaria china han.

Los fugitivos formaban parte de un grupo de 382 arrestados en noviembre, en el curso de una vasta operación contra bandas criminales, añadió la agencia china.

La etnia uigur -formada por 8 millones de personas que hablan el turco- acusa a las autoridades chinas de haber impuesto en Xinjiang una opresión religiosa, política y cultural desde hace décadas.

Pekín lo niega y afirma hacer frente a una seria amenaza separatista en esa estratégica región del oeste del país, rica en reservas de energía.

Las violencias de julio fueron las peores registradas en China en décadas y causaron 200 muertos y más de 1.600 heridos, según cifras oficiales.

Unas 41 personas han sido juzgadas y sentenciadas por esos hechos. La mayoría de los sentenciados son uigures, según los nombres dados a conocer por los medios chinos.

Los uigures aseguran que las violencias de julio fueron desencadenadas por la policía, que disparó sobre una manifestación pacífica de miembros de la etnia.