Más de 100 personas murieron la madrugada de este sábado en un incendio desatado por fuegos artificiales en una discoteca de Perm, a 1.300 km al este de Moscú, en la peor catástrofe de este tipo en Rusia en varios años.

Unas 106 personas murieron, según el ministerio y la administración local. La fiscalía rusa, que había anunciado en la tarde la muerte de 109 personas, revisó el balance de muertos a 103 en la noche.

“Según datos preliminares, hubo una explosión del material pirotécnico que desencadenó un incendio (…)”, había anunciado anteriormente el ministro de Situaciones de Emergencia en un comunicado en su portal internet.

El presidente Dimitri Medvedev decretó que el lunes será día de duelo, anunció el Kremlin en un comunicado. “Los responsables del drama deben ser castigados”, añadió, afirmando que éstos no tenían “ni cerebro ni escrúpulos”.

El primer ministro ruso Vladimir Putin transmitió sus condolencias a las familias de las víctimas de “esta monstruosa catástrofe”.

Estados Unidos y la Unión Europea se mostraron “profundamente conmovidos” por la pérdida trágica de vidas humanas.

Más de 80 heridos, con quemaduras de segundo grado o intoxicados con monóxido de carbono, están graves, precisó el ministerio de la Salud en Perm.

Uno de los propietarios y la directora del establecimiento fueron detenidos por no respetar las reglas de seguridad en materia de fuegos artificiales, según declaró un portavoz del Comité de investigación de la fiscalía, Vladimir Markín, en la cadena de información Vesti 24.

El portavoz desmintió al mismo tiempo la hipótesis de un acto terrorista, una semana después del atentado contra el Nevski Express, un tren de gran lujo entre Moscú y San Petersburgo, que dejó 26 muertos.

Unos 230 invitados, entre los cuales numerosos empleados del restaurante “El Caballo cojo”, que los fines de semana se convierte en discoteca, y sus parientes celebraban el octavo aniversario del establecimiento, cuando se produjo el siniestro, informó la policía.