Imagen: Golf365.com

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El accidente de tránsito sufrido el viernes por el golfista Tiger Woods fue la clásica “tormenta en un vaso de agua” y puso de manifiesto que con la proliferación de redes cibernérticas sociales los medios de prensa prefieren en muchos casos la inmediatez a la objetividad.

El número uno mundial del circuito PGA sufrió un accidente menor de tránsito cuando alrededor de las 02:30 de la madrugada del viernes, golpeó con su vehículo un grifo ubicado a unos 100 metros de su casa en la comunidad de Windermere, suburbio de Orlando, y el auto terminó incrustado contra un árbol.

Inicialmente, un portavoz de la policía de carretera de Florida había dicho que las heridas del golfista eran “serias”, por lo que había sido conducido en “estado grave” a un hospital.

Eso bastó para que se dispararan las alarmas y mientras las cadenas televisivas estadounidenses se daban palos con supuestas “exclusivas” y comenzaban a crear semblanzas del personaje, las networks sociales difundían la noticia, creando más expectativa.

Más tarde se supo que Woods circulaba a menos de 80 kilómetros por hora cuando ocurrió el accidente y que había sido dado de alta con laceraciones en la cara, dolorosas, pero no peligrosas para su vida.

Aclarado el incidente, y con Woods a salvo en su mansión de 2.4 millones de dólares, saltan las interrogantes sobre cómo se formó la avalancha mediática que tuvo en vilo a todo el mundo.

Entre los factores que se conjuntaron para el exacerbo noticioso estuvieron las declaraciones de la patrulla de carreteras de Florida al calificar de “serias” las heridas de Woods, la negativa inicial del hospital de Florida a hablar sobre el asunto a los medios, y la poca perspectiva de la gente que rodea al golfista sobre lo que significa Tiger Woods como ícono mundial del deporte.

El accidente ocurrió en la madrugada y trascendió a los medios alrededor del mediodía, cuando probablemente ya Woods estaba en su casa, lastimado pero a salvo. Casi al final del día, la oficina de Woods y el hospital colocaron en el sitio web del atleta una nota sobre el incidente.

“Tiger Woods se vio envuelto en un accidente menor de tránsito fuera de su casa en la noche (del viernes). El fue admitido, tratado y dado de alta hoy y se encuentra en buenas condiciones”, indicó el comunicado.

En las 3 horas que duró el desarrollo de la noticia, los espacios en Twitter de las cadenas noticiosas casi colapsan. Por tercera vez en la historia, desde que Jack Dorsey, Biz Stone y Evan Williams fundaron la compañía en el 2006, estuvo a punto de producirse un ‘Twitpocalipsis’.

Cuando Twitter experimenta una sobrecarga, los usuarios ven el ‘Fail Whale’ (Problema Cetáceo), un mensaje de error de imagen con unos pájaros rojos izando unas sogas que sostienen una gran ballena sobre el océano, junto con el texto “¡Demasiado tweets! Por favor, espera un momento y vuelve a intentarlo”.

Twitter en inglés quiere decir gorjear, parlotear, descripción muy gráfica de los cortos mensajes de no más de 140 palabras que se lanzan por este medio, y mediante los cuales los usuarios están al tanto de lo que hace otra persona en cada minuto del día.

Con el ingreso de las celebridades a las redes sociales, parece estar desarrollándose una cierta tendencia a tratar la información con la ligereza de un pájaro y la inmediatez de un gorjeo.