La peregrinación anual a La Meca, en Arabia Saudita, llegaba a su fin el sábado y los primeros balances señalaban la ausencia de incidentes importantes y pocos casos de gripe AH1N1 entre los 2,3 millones de fieles musulmanes que realizaron el viaje.

“Ha sido una peregrinación en toda seguridad”, celebró el sábado Habib Zin el Abidin, responsable de la comisión encargada de las infraestructuras en los lugares santos de La Meca.

En su opinión, la construcción de un puente de 5 niveles en Mina, cerca de La Meca, facilitó de forma considerable el movimiento de los fieles durante el ritual de lapidación de las estelas que representan a Satán, que el sábado continuaba por segundo día consecutivo.

“Las medidas (de seguridad) tomadas fueron muy eficaces”, considera Mohamed Fadheli, un editor argelino que efectuaba la peregrinación y para quien “el fervor de los fieles venció incluso el temor a la gripe AH1N1″.

Durante toda la peregrinación, sólo se anunciaron 5 casos mortales de esta enfermedad, el último de los cuales fue un paquistaní de 70 años que ya sufría de graves problemas de salud, según un comunicado del ministerio saudita de Salud.

Numerosos peregrinos estaban impacientes el sábado de terminar los ritos. Miles de ellos habían optado por pasar la noche al aire libre cerca de Mina para poder efectuar el rito de la lapidación de las estelas temprano antes de poner fin a su viaje.

Según cifras oficiales, publicadas el viernes, el número total de peregrinos alcanzó los 2.313.278, de los cuales 1.613.965 procedían del extranjero.

Las autoridades sauditas se disponen ahora a organizar las partidas de los peregrinos, que se precipitarán a los aeropuertos, puertos y estaciones para un viaje de regreso cargados de regalos y recuerdos de la tierra santa del islam.