La nueva propuesta del movimiento independentista vasco de una negociación entre ETA y el gobierno español y de un diálogo para la autodeterminación “en ausencia total de violencia” fue recibida con escepticismo este domingo por los principales partidos.

La propuesta “es una estafa porque no condena el terrorismo, equipara las fuerzas de seguridad con los terroristas (…) Es el mismo discurso que no lleva a ningún sitio, son incapaces de separarse de Batasuna”, declaró este domingo Antonio Basagoiti, líder vasco del conservador Partido Popular (PP).

Basagoiti aludía a los vínculos entre la organización independentista armada vasca ETA y Batasuna, por los que este partido fue ilegalizado.

“La paz a Euskadi se trae muy fácil. Con decirle a ETA: esto se ha acabado, viene la paz a Euskadi”, dijo por su parte Andoni Ortuzar, responsable del Partido Nacionalista Vasco (PNV, moderado), en la oposición en el gobierno regional vasco.

El sábado, responsables del movimiento de la izquierda independentista vasca que no condena la violencia de ETA presentaron en Alsasua (Navarra, norte) un documento en el que proponen dialogar con las demás fuerzas políticas vascas para conseguir la autodeterminación de la población y que ésta se pronuncie sobre la independencia de la región.

Paralelamente piden “un proceso de negociación entre ETA y el Estado español”, lo que el ministro español de Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, calificó de “más de lo mismo”.

“Es un camino que ya sabemos que no lleva a ninguna parte”, declaró sobre una nueva negociación, después del intento de diálogo de Madrid en 2006 que ETA abortó volviendo a la violencia.

Sobre el camino a la determinación, los independentistas abogan por un “proceso democrático” para acabar con lo que llaman “conflicto” vasco en “ausencia total de violencia”, aunque no condenan los atentados de ETA.

Como ejemplo ponen los procesos de Sudáfrica e Irlanda, y quieren regirse por “los principios del senador (George J.) Mitchell”.

Mitchell, enviado especial estadounidense en Irlanda del Norte, medió en el Acuerdo de Viernes Santo de 1998 para la paz en el Ulster y el desarme de los paramilitares, con la no violencia como uno de los principios para el diálogo político.

El partido nacionalista Eusko Alkartasuna (EA) dijo esperar que el “uso exclusivo de las vías pacíficas y democráticas por parte de Batasuna sea definitivo”, mientras que el de izquierda EB declaró: “la izquierda abertzale (…) ha asumido que la violencia ha tocado definitivamente a su fin”; “ahora es ETA quien debe llegar a la misma conclusión”.

El movimiento independentista radical vasco, que actualmente no tiene representantes en el parlamento vasco y pocos en las alcaldías, pretende formar un nuevo partido político y un polo de formaciones nacionalistas para participar en las próximas elecciones del País Vasco, en 2011, con el objetivo de no desaparecer de la escena política.

Desde que la justicia española ilegalizó Batasuna en 2003 por sus vínculos con ETA, los jueces han impedido la formación de varios partidos que estimaban ligados a la organización.

El gobierno socialista español exige a este movimiento que si quiere entrar en política, condene explícitamente a ETA, y a ésta, que deje las armas sin posibilidad de negociar su fin.

A comienzos de octubre, varios dirigentes independentistas fueron encarcelados por intentar reconstruir la dirección de Batasuna bajo las instrucciones de ETA, según el juez español Baltasar Garzón.