El candidato a la presidencia Abdulá Abdulá amenazó el sábado con boicotear la segunda vuelta de la elección presidencial afgana si no se toman en cuenta sus condiciones tendientes a evitar un nuevo fraude masivo, similar al que se registró el 20 de agosto pasado en la primera vuelta.

Fuente: Agencia AFP | Imagen: R.D. Ward en Wikipedia

Abdullah Abdullah

Sin embargo, la secretaria de Estado norteamericana Hillary Clinton estimó que un eventual boicot de Abdulá no pondría en duda la legitimidad de la elección.

“No tiene nada que ver con la legitimidad de la elección. Es una decisión personal que se puede hacer o no”, declaró Clinton en Abou Dhabi, al término de un encuentro con el presidente palestino Mahmud Abas.

“Hay precedentes. Otros países se enfrentaron a eso, cuando un candidato decide no ir hasta el final”, agregó la jefa de la diplomacia norteamericana.

“Si el 7 de noviembre se celebra la elección sin tener en cuenta nuestras condiciones, no será una elección sino una espiral de fraudes (…) y nosotros no participaremos”, dijo a la AFP Ahmad Behzad, parlamentario cercano a Abdulá.

“Abdulá discutirá el asunto con sus directores de campaña provinciales esta noche y mañana anunciará su posición” en una conferencia de prensa en Kabul, dijo Behzad.

“No participaremos en una elección que no sea transparente y sin fraudes”, agregó.

Abdulá pidió la semana pasada la destitución del jefe de la Comisión Electoral Independiente (CEI) de Afganistán, Azizulá Ludin, acusado de favorecer al presidente saliente Hamid Karzai.

El presidente afgano, ganador de la primera vuelta, según los resultados oficiales, rechazó el pedido de su rival.

El pedido de Abdulá no tiene ninguna base legal y Ludin no hizo “absolutamente nada malo”, declaró el martes pasado el vocero presidencial Humayun Hamidzada.

“No pienso que un candidato tenga derecho a pedir nombrar o destituir a los miembros de la comisión electoral”, dijo por su parte Ludin.

Los miembros de la CEI, supuestamente independientes, fueron nombrados por Karzai.

Ludin, ex consejero de Karzai, fue criticado por observadores electorales y organizaciones de derechos humanos, entre ellas Human Rights Watch (HRW).

El lunes pasado, Abdulá también pidió la suspensión de los ministros del interior, educación y asuntos tribales, acusados de hacer campaña a favor de Karzai.

Abdulá exigió además la supresión de las mesas electorales “fantasmas” de la primera vuelta, mesas que a pesar de no haber abierto habían enviado urnas llenas de votos a favor de Karzai.

Según Abdulá, esas son las “condiciones mínimas” necesarias para una segunda vuelta equitativa.

Sin embargo, varios observadores estimaron que las condiciones tienen tan pocas posibilidades de ser aceptadas que se asemejan a un rechazo a participar en la segunda vuelta prevista para el 7 de noviembre próximo.

En la primera vuelta, celebrada el 20 de agosto pasado, se registró una escasa participación (38,7%) y, sobre todo, un fraude masivo a favor de Karzai.

Luego de fuertes presiones internacionales, Karzai aceptó disputar una segunda vuelta con su ex ministro de relaciones exteriores.

En un primer momento, la comisión electoral había atribuido 54,6% de los sufragios a Karzai, pero después de la anulación de un tercio de sus votos, el resultado del presidente quedó en 49,67% contra 30,59% para Abdulá.