Miles de simpatizantes sandinistas marcharon este jueves frente a la embajada de Estados Unidos, en Managua, para exigir airadamente la expulsión del embajador Robert Callahan, por criticar el fallo que habilita la posible reelección del presidente Daniel Ortega, constató la AFP.

Fuente: Agencia AFP.

“¡Que se vaya, que se vaya!”, gritaba una multitud de seguidores del gobernante Frente Sandinista (FSLN, izquierda), que se apostó frente a sede diplomática, fuertemente custodiada por policías antimotines que intentaban dispersar la protesta con gases lacrimógenos.

Los manifestantes lanzaron morteros de fabricación artesanal contra la embajada -de 25 hectáreas construida hace 2 años al occidente de la capital-, algunos de los cuales cayeron dentro del patio delantero del edificio, corroboró un fotógrafo de la AFP.

Asimismo, rompieron con piedras las luces, las cámaras de seguridad y el escudo con el emblema del gobierno estadounidense que colgaba en la entrada principal, mientras otro grupo rayaba los muros delanteros con consignas sandinistas.

“Fuera yanqui”, “Viva Sandino (héroe sandinista)”, escribieron los seguidores de Ortega en las paredes de la sede.

Durante la protesta, los manifestantes leyeron varias proclamas en la que pidieron la expulsión del embajador, quien abandonó la sede por razones de seguridad.

En la manifestación participaron jóvenes universitarios y activistas de organizaciones sindicales afines al gobierno de Ortega, que calificaron como una “intromisión” en asuntos internos las declaraciones de Callahan contra la sentencia que avaló la reelección presidencial sucesiva en Nicaragua.

“La Corte Suprema actuó en forma indebidamente y atípicamente precipitada, en secreto, con la participación de jueces de un solo movimiento político, y sin debate público ni discusión”, dijo el diplomático el miércoles, ante miembros de la Cámara de Comercio Americana de Nicaragua.

Esta es la primera vez que Callahan se pronuncia fuertemente contra la administración de Ortega, desde que asumió la misión en Nicaragua en agosto del 2008, en sustitución de Paul Trivelli, también cuestionado varias veces por los sandinistas.

El gobierno de Ortega reaccionó de inmediato a las declaraciones de Callahan, a través de dirigente partidarios y medios afines.

“Demandamos que se declare non grato, que echen de aquí a ese chele (rubio) yanqui (..) que se vaya, que lo cambien” por intervencionista, exigió el diputado y dirigente del gubernamental Frente Nacional de los Trabajadores (FNT), Gustavo Porras, cercano al circulo presidencial.