En 10 años el Océano Ártico podría convertirse en un paso abierto para la navegación durante el verano ya que estaría libre de hielo, señaló en un anuncio Peter Wadhams, profesor de la Universidad de Cambridge, Inglaterra.

Luego de una expedición que recorrió 435 kilómetros de hielo a principios de año, las mediciones tomadas por el equipo informan que el grosor promedio de los témpanos de hielo es de 1,8 metros, un grosor típico del llamado hielo “del primer año”, formado durante el invierno anterior y más vulnerable al deshielo.

Lo significaría que se podrá considerar al Ártico como un mar abierto en el verano, que permite el paso del transporte a través del Océano Ártico además de el acceso más fácil a las reservas de gas y petróleo son algunos de los beneficios del deshielo a corto plazo.

Sin embargo, según informa el sitio BBC el perder una característica permanente del planeta podría provocar una aceleración del calentamiento, un cambio en la circulación de los océanos y la atmósfera y puede tener efectos desconocidos en los ecosistemas por la acidificación de los océanos.