Los inmigrantes que buscan llegar a Europa vía el Mediterráneo sufren un trato “inhumano” al ser interceptados por las autoridades en las fronteras, denunció el martes la asociación Migreurop, que acusó a la UE de laxismo ante los abusos de países como Italia, Grecia o España.

Fuente: Agencia AFP

Poco más de 1 año después de que la Unión Europea (UE) adoptara su polémica directiva Retorno, por la que el periodo máximo de detención de un inmigrante ilegal se alargó a 18 meses, los gobiernos libran una “guerra” contra estas personas, según un informe presentado en Bruselas por Migreurop a partir de informaciones recogidas en 4 zonas fronterizas “calientes”.

Además de las condiciones “inhumanas” en las que los extranjeros se hacinan en los centros de detención, la asociación, integrada por ONG de una docena de países mediterráneos, denuncia la práctica cada vez más extendida de expulsar a ilegales a países donde se practica la tortura y la violación de los derechos humanos.

Las “deportaciones” de inmigrantes de Italia a Libia o de España a Senegal son un “ejemplo” del endurecimiento de la política europea, según Migreurop, que en su informe denuncia los “abusos” cometidos en la frontera greco-turca, el noreste de Francia, el este de Marruecos y la isla italiana de Lampedusa.

Europa se defiende de la inmigración ilegal “haciendo la guerra con medios militares, como la agencia europea de control Frontex”, desplegada sobre todo entre las islas españolas de las Canarias y las costas del oeste africano, arremetió Claire Rodier, responsable de Migreurop.

El refuerzo de la vigilancia en esta región ha llevado por otro lado a muchos inmigrantes – especialmente afganos, iraquíes, eritreos y etíopes – a tratar de llegar a Europa a través de la frontera greco-turca.

Unos 150.000 intentaron en lo que va de año entrar en Grecia, cuyo gobierno “comete violaciones de los derechos humanos en nombre de la posición geográfica del país”, declaró Rodier.

“Grecia e Italia son países que desempeñan el papel sucio de guardianes de las fronteras. Por eso, la Comisión Europea no tiene prisa” en llamarles la atención, acusó esta responsable, tachando la política europea, defendida como un modelo del respeto de los derechos humanos, de “hipócrita”.