La Unión Europea (UE) y Brasil mantendrán el martes en Estocolmo su tercera cumbre, en la que las difíciles negociaciones para obtener un compromiso planetario contra el cambio climático se llevarán el protagonismo, a 2 meses de la conferencia clave de Copenhague.

Fuente: Agencia AFP.

El presidente brasileño, Luiz Inacio Lula Da Silva, que llegará el lunes por la noche a Estocolmo tras una visita de 2 días a Bélgica, será recibido por el primer ministro sueco y presidente de turno de la UE, Fredrik Reinfeldt, y el líder de la Comisión Europea, José Manuel Barroso.

La cumbre, la tercera desde que la Unión Europea y Brasil lanzaron su asociación estratégica en 2007, buscará dar un impulso a las negociaciones internacionales sobre el cambio climático llamadas a alumbrar un ambicioso acuerdo en la conferencia de diciembre de la ONU en Copenhague, sin dejar de lado la crisis económica mundial y las relaciones bilaterales.

Al tiempo que las delegaciones internacionales están reunidas en Bangkok con la esperanza de avanzar hacia Copenhague, la UE tratará de convencer a la locomotora latinoamericana para que dé ejemplo en el continente.

“Brasil es uno de los principales actores en las negociaciones climáticas y sería muy positivo si sirviera de ejemplo para el resto de países en América Latina”, señaló el lunes Reinfeldt, deseando que el país fije “pronto metas para reducir” sus emisiones de dióxido de carbono.

Lula prometió el lunes en Bruselas que su país, considerado el cuarto mayor emisor de gases de efecto invernadero del mundo, principalmente debido a la deforestación de la Amazonia, presentará sus propios objetivos de reducción de emisiones de cara a Copenhague.

“Asumimos una posición de liderazgo que nos permitirá exigir a todos, y particularmente a los más ricos, metas de reducción más claras y ambiciosas”, aseguró el mandatario, que acude a la cumbre de Estocolmo con su canciller, Celso Amorim, y el ministro de Industria, Miguel Jorge.

Los brasileños insisten en que los Estados más industrializados asuman tanto su “responsabilidad histórica” como el peso de sus emisiones per cápita frente al cambio climático y se comprometan con objetivos consecuentes, al margen de la contribución de los países en desarrollo.

Estos últimos “están dispuestos a disminuir su curva de crecimiento de emisiones de CO2″, pero estiman que “su plazo debe ser mucho más largo”, explicaron a la AFP fuentes diplomáticas en Bruselas.

La cumbre entre la UE y Brasil servirá además para evaluar la crisis económica mundial y abogar por una “conclusión rápida” de la ronda de Doha para la liberalización del comercio mundial y de las negociaciones comerciales entre Bruselas y el Mercosur (Brasil, Argentina, Uruguay, Paraguay).

Estas últimas, estancadas desde hace varios años, podrían reanudarse en noviembre, con una reunión técnica en Lisboa, informaron las fuentes diplomáticas, lo que supondría la primera cita a ese nivel desde septiembre de 2004.

Las relaciones bilaterales también centrarán la reunión en Estocolmo y, en especial, la próxima aprobación de un acuerdo por el que los brasileños no requerirán visado de corta duración para entrar en cualquiera de los Estados de la UE y viceversa.

Según informó el portavoz de la presidencia brasileña, Brasil y la Comisión Europea lanzarán además, junto a la Unión Africana, una asociación para poner en marcha proyectos de bioenergía en Africa.

Paralelamente a la cumbre, Lula y Reinfeldt mantendrán una reunión a nivel bilateral entre Brasil y Suecia y asistirán a un congreso económico organizado por empresarios brasileños, europeos y suecos.

Por la noche, el presidente Lula será el invitado de honor de una cena ofrecida por el rey Carlos Gustavo de Suecia antes de poner punto y final a su gira europea, iniciada la semana pasada en Copenhague, donde Rio fue elegida sede de los Juegos Olímpicos de 2016.