El abogado Mario Rojas, hijo de la jueza Flora Sepúlveda, que estuvo a cargo del Caso Matute y que ha sido acusada de irregularidades por Cristián Araos, afirmó que este último se ha dedicado a lanzar denuncias infundadas y maliciosas en contra de su madre.

El informe es de Rodrigo Vilugrón, de Radio Bío-Bío de Concepción.

No sólo en su última declaración judicial, sino que durante años, el hermano de uno de los jóvenes que estuvo procesado en el Caso Matute, Cristian Araos, ha sindicado a la jueza como una de las responsables de que no se sepa la verdad de lo ocurrido con el universitario.

Durante esos mismos años, el hijo de la magistrada ha guardado silencio por considerar que responder le otorgaría a Araos una relevancia que no merece.

Sin embargo, ante las últimas imputaciones realizadas por el joven en contra de la jueza, de Rojas y de su socio el abogado Marcelo Torres, el profesional decidió responder a través de un comunicado.

En su declaración del pasado 30 de septiembre ante el ministro Juan Rubilar, Cristián Araos afirmó que la magistrada Flora Sepúlveda había protegido al dueño de la Discoteque La Cucaracha, Bruno Betanzo, y a los guardias del recinto, porque solía veranear en las casa de los padres de este empresario que fue investigado por la muerte de Jorge Matute.

A ello, Mario Rojas responde que ni su madre, ni él, ni su familia conocen a los padres de Betanzo, que poco y nada conocen al ex dueño de La Cucaracha y que, por lo tanto, jamás han compartido vacaciones.

La otra acusación de Cristián Araos es que el defensor de Bruno Betanzo, el abogado Marcelo Torres, es socio de Mario Rojas, y por lo tanto siempre tuvo acceso a información privilegiada sobre el caso.

Al respecto, el hijo de la magistrada recuerda que mientras Flora Sepúlveda estuvo a cargo de la emblemática causa nunca tuvo mayor relación con su colega y que sólo son socios desde el 2006.

Mario Rojas termina indicando que las acusaciones de Cristián Araos son injustas e inaceptables, que ya se ha transformado en un verdadero traficante de mentiras que en algún momento tendrá que responder, al menos, ante su conciencia.