Más de 80 civiles, en su mayoría mujeres y niños, murieron el miércoles en un bombardeo aéreo del ejército yemení contra un improvisado campamento de desplazados en el norte de Yemen, indicaron el jueves testigos presenciales a la AFP.

La rebelión de los zaiditas chiitas, en conflicto con el poder desde 2004, denunció “una nueva matanza cometida por el poder sanguinario”.

Una fuente oficial yemení, contactada por la AFP, rechazó confirmar el balance, limitándose a indicar que “el avión apuntó el miércoles contra los rebeldes que disparaban mezclados a los civiles”.

Ninguna fuente militar quiso hacer comentarios. El acceso a la prensa está prohibido en la zona de los combates.

Es la primera vez que se habla de un número tan importante de civiles muertos en esta sexta guerra que estalló el 11 de agosto entre el ejército y los rebeldes atrincherados en su feudo de la región de Saada, fronteriza con Arabia Saudí y a 240 km al norte de la capital, Saná.

Según varios testigos entrevistados por la AFP, un avión de combate disparó contra las familias que habían huido de los combates y se habían refugiado en un valle en Adi, en la provincia de de Omran, al sur de la región de Saada.

En vísperas de este ataque, los rebeldes que dirige Abdel Malik Al Huthi, se habían declarado “dispuestos a un alto el fuego sin condiciones” en una carta al secretario general de la ONU, Ban Ki-moon.

El gobierno de Saná exige seis condiciones entre las cuales el desarme de la rebelión.

En Nueva York, la organización no gubernamental Human Rights Watch (HRW), que citó a testigos, afirmó que al menos 87 personas, en su mayoría mujeres, niños y ancianos murieron en el bombardeo.

HRW llamó al gobierno a “iniciar rápidamente una investigación para determinar la responsabilidad” de este ataque.

El martes, la ONU y el Comité Internacional de la Cruz Roja reclamaron la apertura “lo antes posible” de un corredor humanitario seguro para poder acceder a los miles de habitantes de la región de Saada atrapados por los combates.

Según la ONU, desde 2004, unas 150.000 personas se vieron desplazadas en el norte del Yemen, 55.000 de las cuales desde que comenzó la ofensiva el 11 de agosto.

El gobierno del presidente Alí Abdalá Salah acusa a la rebelión de tener el apoyo de “algunos sectores en Irán” y de querer restablecer una administración dirigida por un imán zaidita en el país.

El zaidismo es una rama chiita, presente sólo en el norte de Yemen, que reconoce a Zayd Ben Alí como el quinto y último profeta en la línea de los descendientes de Mahoma, o más bien de su yerno Alí, esposo de Fatima, la hija del profeta. (AFP)