Estados Unidos fue mucho menos atractivo para los capitales extranjeros en julio, pero esta noticia, aparentemente negativa para la primera economía mundial, produjo un incremento del optimismo de los inversores en el mundo.

Según cifras publicadas hoy por el departamento del Tesoro en Washington, el saldo del balance de capitales estadounidense a largo plazo cayó 83% en relación a junio, para situarse en 15.300 millones de dólares, cuando los analistas esperaban un excedente de 60.000 millones.

La caída de julio es resultado principalmente de un retroceso de las compras de obligaciones del Tesoro estadounidense a largo plazo por parte de los inversores extranjeros de 64,3%, unos 44.100 millones de dólares.

A ello se suma un movimiento de recolocación de fondos de residentes estadounidenses, que fueron compradores netos de papeles extranjeros a largo plazo, por 28.800 millones de dólares.

Esos flujos reflejan un retorno de la tendencia al riesgo (dado que las obligaciones del Estado estadounidense son uno de los valores refugio más preciados) y a las colocaciones en países emergentes, puesto que más de la mitad de las compras netas de títulos extranjeros por parte de los estadounidenses fueron realizadas en Asia y América Latina, dos motores de la reactivación mundial, según las últimas previsiones del Fondo Monetario Internacional (FMI).