Un profesor del Instituto de Ciencia e Ingeniería de la Vida, dependiente del Tecnológico de Karlsruhe, está desarrollando fotobiorreactores especiales y otras tecnologías, para cultivar microlagas destinadas a producir biocombustibles.

Producto de la creciente escasez de recursos petroquímicos y el cambio climático, el desarrollo de combustibles sostenibles (neutros en emisiones de CO2), es uno de los desafíos más urgentes de estos tiempos.

Los vegetales ricos en energía potencial, como la colza o la palma aceitera, generan acalorados debates, ya que estas plantas también pueden usarse para alimentar a la población humana. Por lo tanto, el cultivo de microalgas, que no interfiere con la agricultura alimentaria, puede contribuir de manera decisiva al suministro de energía en el futuro.

Las microalgas, organismos unicelulares, tienen como ventaja convertir el dióxido de carbono (CO2) en biomasa, de la que pueden producirse recursos potenciales y substancias activas, como combustibles del tipo del biodiesel o biogasóleo. Además, las emisiones industriales de CO2 que se producen, pueden usarse como “abono”, ya que las algas crecen más rápidamente en altas concentraciones de dióxido de carbono y generan más biomasa para la obtención de energías. Así mismo, estas algas producen 5 veces más biomasa por hectárea y contienen entre un 30 y un 40 por ciento de aceites utilizables para la obtención de energía.