La belga Kim Clijsters regresó de un retiro de 2 años para ganar este domingo el título del torneo femenino del Abierto de tenis de Estados Unidos, al derrotar en dos sets de 7-5, 6-3 a la danesa Caroline Wozniacki, novena favorita, en Nueva York.

Clijsters, de 26 años, conquistó su segundo título en las canchas de Flushing Meadows, Nueva York, donde ya se impuso en el 2005 y fue subcampeona en el 2003.

La belga apenas jugó dos torneos previos a este US Open tras una pausa de 2 años alejada de las canchas por lesiones y maternidad, y llegó a Flushing Meadows con una invitación de los organizadores.

Esto no le impidió dejar en el camino al título a favoritas previas como la estadounidense Serena Williams, campeona defensora, y su hermana Venus.

En el 2005 ganó la final del US Open al vencer a la francesa Mary Pierce, y ahora se convirtió en la primera mamá en ganar una final de Gran Slam desde que la australiana Evonne Goolagong se impusiera en Wimbledon 1980.

Wozniacki, de 19 años y octava del ranking mundial, y Clijsters, sin posición en el listado WTA, nunca antes se habían enfrentado en un torneo.

Ambas jugaron puntos larguísimos, de hasta 26 golpes, en las canchas de cemento de Flushing Meadows, en donde la veteranía de Clijsters buscando ángulos difíciles se veía un tanto anulada por la agilidad y buen voleo de la rubia danesa.

La belga parecía iba a tener un sólo de tenis en la cancha Arthur Ashe al tomar ventaja de 2-0, con un quiebre incluido, en apenas 8 minutos de juego, pero la joven danesa templó sus nervios y no sólo empató, sino que quebró para irse delante 4-2.

A ‘Mamá’ Clijsters le costó trabajo recuperar terreno, pero acudió a todo su arsenal acumulado en 12 años en el circuito, para llegar al game decisivo con ventaja de 6-5, y luego quebrar en cuatro puntos consiguiendo el primer parcial 7-5 en 54 minutos.

La reciclada Clijsters siguió en su tren de ir desgastando a su joven rival, quien dio signos evidente de desesperación al caer debajo 4-2 en el segundo tramo.

La tenista valona caminó el resto de la ruta con mucho aplomo, para llevar a buen término su segunda corona en Flushing Meadows, convirtiéndose en la favorita sentimental del público.

Al dar su último raquetazo, Clijsters estalló en lágrimas de alegría y saltó a las gradas para besar a su pequeña hija y abrazarse con su esposo y otros familiares.

(AFP).