La pérdida de empleos en Estados Unidos continuó reduciéndose en agosto, pero es todavía importante y afecta la casi totalidad de los sectores de la economía, señal de que será necesario más que un inicio de recuperación para que el desempleo deje de aumentar.

El desempleo en Estados Unidos aumentó más de lo previsto en agosto, estableciéndose en 9,7% (el más alto desde 1993) pese a que la pérdida de empleos se fue más lenta de lo previsto, con 216.000 despidos ese mes, según cifras oficiales publicadas este viernes.

Según datos corregidos de las variaciones estacionales divulgadas el viernes por el Departamento del Trabajo, se perdieron en agosto 216.000 empleos en Estados Unidos, contra 276.000 en julio.

La baja de despidos es más fuerte de lo que pensaban los analistas, que preveían unos 230.000 para este mes.

Esto no impidió que la tasa de desempleo, que se redujo en julio, repuntara 0,3 puntos a 9,7%, su nivel más alto desde junio de 2003.
Christina Romer, consejera económica del presidente estadounidense Barack Obama, estimó en declaraciones a la cadena CNBC que las cifras de agosto seguían siendo “muy negativas”.

Sin embargo, añadió: “Esto demuestra que las pérdidas de empleo disminuyen” y que Estados Unidos “va en buen camino”, aunque el regreso a la normalidad llevará tiempo.

De hecho, excepto un repunte en junio, la cantidad de despidos no dejó de ir lento desde el máximo alcanzado en enero de 2009, y las cifras del mes de agosto fueron las más bajas en un año.

No obstante, exceptuando la salud y la educación, en todos los sectores de la economía fueron eliminados puestos de trabajo. Debido a las dificultades del correo, incluso el gobierno despidió a 5.000 personas pese a sus esfuerzos por reactivar el sector.