Una modelo malasia y musulmana de 32 años, condenada a recibir seis azotes por haber bebido cerveza, obtuvo el lunes una suspensión temporal de su pena durante el periodo del ramadán, el mes de ayuno musulmán, que se inició el pasado sábado.

Kartika Sari Dewi Shukarno, que vive desde hace 15 años en Singapur, fue condenada el mes pasado a recibir seis azotes y a pagar una multa de 5.000 ringgits (1.400 dólares), por haber bebido alcohol en una discoteca del estado malasio de Pahang, algo prohibido por la ley islámica. Se trata de la primera mujer condenada en Malasia a azotes de acuerdo con la ley islámica.

La mujer fue arrestada el lunes por responsables religiosos que debían llevarla a una cárcel cerca de Kuala Lumpur, donde debía recibir su castigo. Pero, tras unos kilómetros, el vehículo que la transportaba retrocedió y la modelo fue liberada.

“La sentencia sigue vigente. Recibirá los azotes después del mes del ramadán. Ha sido liberada, pero sólo de forma temporal”, explicó Sahfri Abdul Aziz, responsable de Asuntos Religiosos del estado de Pahang, citado por la web del diario Daily Star.

Este aplazamiento podría ser una forma de enterrar el caso, que daña la imagen internacional de Malasia, estimó a la AFP un responsable gubernamental que no quiso dar su nombre.

“Dejemos que el tribunal islámico decida. El tribunal tiene el poder de modificar la condena y, según la ley, el sultán también puede indultarla”, indicó este responsable.

“No sé qué decir”, reaccionó la mujer. “Quiero conocer mi situación legal. No sé si soy libre”, añadió.
La modelo no quiso apelar la condena y había pedido que el castigo fuera público porque sería “una forma eficaz de educar a los musulmanes para que no beban” alcohol.

Malasia, país multicultural que cuenta con importante minorías chinas e indias, dispone de un doble sistema judicial y los tribunales islámicos pueden juzgar a los musulmanes a los que aplica la charia (ley islámica).

El alcohol se distribuye libremente en Malasia, pero su consumo está prohibido a los musulmanes, que representan más del 60% de la población. En caso de consumo, las penas previstas son una multa, azotes, e incluso encarcelamiento, pero los juicios son extremadamente raros.