Dirigentes de Medio Oriente exhortaron este miércoles al presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump a ayudar a resolver las numerosas crisis que sacuden a la región.

El rey Salman de Arabia Saudita, una de las grandes potencias regionales, le deseó éxito a Trump “en su misión para lograr la seguridad y la estabilidad en Oriente Medio y en el mundo”.

Por su parte, Abdel Fattah al Sisi, presidente de Egipto, el país más poblado de Medio Oriente, manifestó su esperanza de que la futura administración Trump aporte un “nuevo impulso” a la diplomacia en la región.

“Si usted mira Medio Oriente es el caos total”, había dicho Trump durante la campaña, agregando que la política del presidente Barack Obama había sido un “desastre”.

El asunto más urgente será el de las ofensivas militares contra Mosul en Irak y Raqa en Siria, los dos últimos bastiones del grupo Estado Islámica (EI).

Trump, carente de experiencia diplomática, no habló hasta el momento de su estrategia para la región.

El primer ministro iraquí Haider al Abadi expresó el miércoles la esperanza de que Estados Unidos “siga apoyando” la lucha “contra el terrorismo”.

En Siria, el gobierno del presidente Bashar al Asad recibió el triunfo de Trump como “una buena sorpresa”, dijo a la AFP Waddah Abed Rabbo, director del diario oficialista Al Watan.

La televisión siria difundió el miércoles en directo el discurso de victoria de Trump, algo totalmente inhabitual.

En Twitter las organizaciones favorables al régimen se congratulaban de la victoria del republicano.

El gobierno sirio espera “la política de Estados Unidos cambie” y que “no sea más rehén de los deseos catastróficos de los países del Golfo”, como Arabia Saudita y Catar, que apoyan la rebelión, dijo Abed Rabbo.

“Al Asad odia al Estado Islámico (EI). El EI odia a Al Asad. Se combaten entre ellos y ¿nosotros debemos combatir a los dos? El EI es una amenaza mayor contra nosotros que Al Asad”, había dicho Trump, admirador del presidente ruso Vladimir Putin, en junio pasado al diario New York Times.

Por su parte, los grupos rebeldes reclaman también una política estadounidense diferente pues la “experiencia con la administración Obama no fue buena”, dice Bassam Mustafa, miembro del consejo político de Nurredine al Zinki, uno de los principales grupos rebeldes del norte de Siria.

Por su parte, Irán reaccionó rápidamente para señalar que lo más importante era que “el futuro presidente estadounidense respete los acuerdos, los compromisos contraídos”, según dijo el ministro de Relaciones Exteriores, Mohammad Javad Zarif.

El presidente iraní Hasan Rohani afirmó que Trump no podrá revertir el acuerdo nuclear de 2015 entre Irán y las grandes potencias avalado por la ONU.

Durante la campaña, Trump había declarado que iba a romper el acuerdo firmado en julio de 2015 entre Irán y las seis grandes potencias (Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia, Rusia, China y Alemania).

“El Trump presidente será diferente al Trump de la campaña”, estimó el presidente de la Comisión de Relaciones exteriores del parlamento iraní, Allaeddine Borujerdi.

También es muy esperada la política de Trump en el conflicto palestino-israelí.

“El presidente electo es un verdadero amigo del Estado de Israel“, afirmó el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu en su mensaje de felicitaciones.

Netanyahu, que mantuvo relaciones tensas con Obama, no hizo ninguna referencia explícita al conflicto con los palestinos ni a la controvertida promesa de Trump de trasladar la embajada de Estados Unidos de Tel Aviv a Jerusalén.

Pero uno de sus ministros, Naftali Bennett, líder del lobby de los colonos, dijo que la victoria de Trump “ofrecía la posibilidad a Israel de renunciar inmediatamente a la idea de creación de un Estado palestino”.

En Ramal la presidencia palestina dijo que estaba “dispuesta a trabajar” con Trump para establecer un estado palestino independiente que coexista con Israel.