Publicado por: Pablo Velozo

Rodrigo Saenz | Archivo Agencia UNO

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Este jueves 22 de junio se enfrentarán en Kazán las dos selecciones con mejor ranking FIFA del torneo que se juega en Rusia. Chile y Alemania. Gracias a sus planteamientos tácticos, el espectáculo está garantizado.

La última vez que ambos se vieron las caras en un campo de juego fue en Stuttgart, el 5 de marzo de 2014. Ese día el marcador sentenció un 1-0 para los locales, que lograron el triunfo con bastantes dificultades. Desde entonces ha pasado mucha agua bajo el puente. Sin ir más lejos, los europeos levantaron la Copa del Mundo en Brasil y los sudamericanos ganaron dos veces consecutivas la Copa América (2015 en Chile y el Centenario en Estados Unidos el 2016). Y también sobre la cancha será diferente: Alemania presenta un equipo sin sus principales estrellas, a diferencia de Chile.

Esto ha llevado a algunos a decir que esta versión del equipo de Joachim Löw es menos peligrosa, planteo que el entrenador de Chile, Juan Antonio Pizzi, considera equivocado. Poco antes del inicio de la Copa Confederaciones, que será el escenario donde ambas escuadras volverán a chocar, Pizzi reconoció que Alemania es siempre Alemania.

“Los respeto mucho, no soy partidario de denominar segundo equipo a este plantel. Al contrario, la totalidad de los jugadores convocados está jugando en los mejores equipos del mundo. Tenemos que estar por sobre nuestro límite para poder superarlos”, sentenció el argentino.

Ese respeto es mutuo, y no se trata solo de una táctica para guardar las apariencias. Löw lo dijo poco antes del partido de este jueves 22 de junio, que “Chile es uno de los equipos más potentes del mundo y posee unos jugadores fantásticos. Contra ellos será una prueba difícil, juegan de manera muy intensa y arriesgada. Hay que mantener la concentración durante los 90 minutos”. Esa postura la comparte la prensa alemana, que reconoce que ante La roja será distinto que con Australia (3-2 a favor de Alemania) y que enfrentarlos supone una verdadera prueba para la novata selección germana.

Emoción garantizada

El redactor deportivo del semanario alemán Der Spiegel, Peter Ahrens, dijo a DW que en esta Copa Confederaciones Löw no corre tantos riesgos. “En caso de que el equipo fracase, nadie podrá juzgarlo. Y en caso de que la selección obtenga el título o llegue a la final, todos dirán que Löw puede llevar al éxito incluso a un equipo joven. Para él se trata de una decisión win-win, a no ser que pierda todos los partidos, claro”, asegura el periodista, quien se encuentra en Rusia cubriendo los entretelones de la Confederaciones.

El riesgo, en este caso, lo corre más bien Chile: es el equipo más experimentado del campeonato (sí, el de mayor edad promedio, el más viejo) y el que viene jugando casi de memoria por más de 8 años con una base de jugadores estable (Claudio Bravo, Mauricio Isla, Jean Beausejour, Gary Medel, Charles Aránguiz, Arturo Vidal, Eduardo Vargas, Alexis Sánchez). Por lo tanto, según los europeos la presión está sobre el campo de los sudamericanos. Eso no significa que los alemanes estarán relajados: “Los seleccionados tienen ganas de jugar esta copa porque así pueden demostrar su valía y porque para ellos este torneo es algo muy especial”, apunta Ahrens. Esto garantiza un partido de altísimo nivel, más allá de las etiquetas que cierta prensa quiere darle al campeonato.

Además, se trata del partido más relevante de la primera fase porque enfrenta a dos equipos en óptimas condiciones y que se paran sobre el terreno con esquemas claros, ofensivos y que buscan el control de la pelota para dominar al rival. Sus técnicos saben bien a qué juegan y a qué juegan los contrarios, y cuando dos planteles que buscan el triunfo sin ambages entran a la cancha, el espectáculo está garantizado. Por lo demás, el resultado de este partido puede determinar el futuro de estos equipos en la copa. Es decir, los 22 jugadores que ingresen al Kazán Arena se estarán jugando algo importante.

La revancha y los espías

Seguramente algo habrán comentado de los alemanes los chilenos Charles Aránguiz y Arturo Vidal con sus compañeros. Ambos se desempeñan en la Bundesliga y conocen de primera mano a muchos de los germanos que Löw pondrá en el campo. Aránguiz entrena habitualmente con tres de ellos en el Bayer Leverkusen, que es el equipo que más seleccionados aporta en este torneo (cinco). Lo mismo podría hacer Eduardo Vargas. El delantero, que actualmente milita en el Tigres mexicano, fue compañero de equipo de Kerem Demirbay, Sebastian Rudy y Sandro Wagner en el Hoffenheim.

El caso de Vargas merece un capítulo aparte. Tras llegar con el cartel de romperredes al equipo dirigido por Julian Nagelsmann, con el paso de las fechas su fama se fue diluyendo ante la poca eficacia mostrada ante los pórticos rivales, al punto que perdió la titularidad y emigró al fútbol mexicano en enero de este año. Y aunque en México tampoco ha conseguido consolidarse, con la Roja ha escalado hasta convertirse, con el gol que marcó en el triunfo 2-0 de su selección ante Camerún, en el segundo goleador histórico de la selección de Chile, con 34 dianas.

Su caso es tan particular que llega a ser cómico: solo en el partido contra Camerún Vargas acertó la misma cantidad de veces (una fue anulada) que marcó vistiendo la casaquilla de Hoffenheim: dos. ¿Podrá repetir la historia ante Alemania y volver a anotar? Eso lo sabremos hoy, cuando los dos equipos con mejor ranking FIFA de la Copa Confederaciones entren al Kazán Arena y disputen el partido que los amantes del buen fútbol más esperan de esta primera ronda.


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