El pasado lunes el capitán de la selección chilena de fútbol, Claudio Bravo, encendió las alarmas al abandonar la concentración de La Roja en Cluj, en la previa al duelo preparatorio contra Rumania, para trasladarse hasta España.

Si bien en primera instancia se temió lo peor, ya que el portero aún no tiene el alta médica por su lesión -reconoció el mismo DT Juan Antonio Pizzi-, con el paso de las horas se conoció que el arquero debía resolver asuntos legales en el país ibérico.

Según detalló la prensa hispana, el oriundo de Viluco debía asistir a un juicio debido a un reclamo de la Real Sociedad, su exclub, que le pide 1,2 millones de euros producto de su traspaso a Barcelona en 2014.

Sin embargo, lo judicial no era lo único. Desde el entorno de La Roja especificaron a Bío Bío Deportes que Bravo se realizará exámenes para determinar su evolución.

Andrés Fazio, vicepresidente de la ANFP, recalcó que “se aprovechan de hacer indudablemente (los exámenes), dado que tenía la otra actividad. Se aprovechó ahora. Acá no conocemos y nos cuesta más encontrar centros médicos que den la imagen que se necesita. Allá Claudio conoce el ambiente, y tenemos relación con los cuerpos médicos”.

De esta manera, el portero chileno se incorporará directamente a Moscú en los próximos días.