Una seguidilla de atentados, aparentemente coordinados, en distintas ciudades costeras de Siria ha dejado al menos 101 personas muertas y un número indeterminado de heridos, de acuerdo con los reportes entregados este lunes por las autoridades.

Las explosiones, reivindicadas por el grupo terrorista Estado Islámico, afectaron a diversas localidades bajo control del Gobierno.

El Observatorio Sirio de Derechos Humanos aseguró que al menos 53 personas perdieron la vida en Yabla, donde cuatro explosiones se dejaron sentir esta jornada.

Otras 48 fallecieron en Tartús por tres bombazos. Ambas ciudades, ubicadas en las provincias de Latakia y Tartús, se hallan junto a la costa mediterránea.

En Yabla, los atentados afectaron a una estación de autobuses, donde explotó un coche bomba y otros dos artefactos, y luego terroristas suicidas se detonaron en la Dirección General de Electricidad y un hospital.

La televisión estatal siria añadió que las tres explosiones de Tartús afectaron también a una estación de buses, cerca de un sector residencial, donde posteriormente dos suicidas se hicieron estallar.

“Una tercera explosión se llevó a cabo simultáneamente por parte de un suicida, en el lado oeste de la estación”, informó la agencia oficial Sana. “El número de víctimas aumentará debido a que hay decenas de heridos”, dijo un activista a la agencia dpa desde Latakia.

Stringer | AFP

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Los primeros en la zona

La agencia de noticias Amaq, relacionada con el Estado Islámico, informó que este grupo terrorista fue responsable de los ataques en la costa mediterránea.

Los combatientes radicales atacaron concentraciones de alauitas, grupo religioso al que pertenece el mandatario sirio Bashar al Assad. Esto, pese a que la prensa oficial siria acusó al Movimiento Islámico de los Libres de Sham, grupo que no se ha referido al tema.

Los ataques de este lunes son los primeros de este tipo registrados en los feudos costeros del presidente Al Assad, donde los niveles de violencia han sido menores desde el inicio del conflicto en marzo de 2011.

Rusia mantiene una instalación militar naval en Tartús y una base aérea en Latakia. En las zonas rurales de esta última provincial, en tanto, los insurgentes tienen fuerte presencia.