El destape del conflicto en Chiloé visibiliza el histórico abandono de los territorios insulares. Una muestra evidente de que nuestro país, teniendo más de 3.700 islas con un gran porcentaje de estas habitadas, pareciera no saber que hacer con ellas.

Los expertos aseguran que no hay una política de Estado relacionada con estos territorios, a pesar de que se considera dentro de los 5 países que más islas tiene bajo su administración.

Históricamente Rapa Nui y Juan Fernández, han sido las islas que han levantado la voz respecto al abandono y despreocupación por parte de la administración central.

Este abandono, esta falta de políticas, es lo que va creando un sentimiento ingrato con el concepto de Patria, acotó Daniel Paredes, experto en temas insulares y ex consejero regional por Valparaíso y Juan Fernández; y esto es lo que se está apreciando ahora en Chiloé.

Recientemente la presidenta Michelle Bachelet estuvo en Rapa Nui lanzando el proyecto de Ley que regula las migraciones en ese territorio, pero ¿qué pasa con el resto de las islas? Mejor dicho con las más de 3.700 que tiene Chile y que, al parecer, sólo se está regulando a dos de ellas.

Esto da cuenta de que el Estado chileno y en particular el poder legislativo no visualiza el real aporte que tienen los territorios insulares. La crítica es a la clase política que legisla en función de la cantidad de votos que se obtienen, agregó Paredes.

Lo que ocurre en Chiloé, mencionó Paredes, son los ecos de las voces que históricamente se han levantado desde las islas esporádicas u oceánicas. Lo que sucede ahora es que afortunadamente se está poniendo el tema en el tapete gracias a que es más fácil, incluso para los medios de comunicación, llegar y mostrar lo que ocurre.

La marea roja, la mortandad de peces, es sólo una parte del conflicto. Lo profundo es que Chile se alza como uno de los pocos países de Latinoamérica que no tiene legislación para las islas, ni experiencia en esta materia.

No se conciben políticas públicas si no es a partir de un fuerte factor de territorialidad que es lo que carece la legislación en Chile, lo que se acrecienta por la desigualdad y por el centralismo imperante, acotó Paredes.

No hay que esperar, entonces, que estos aires de descontento proliferen en el país y en otras comunidades pequeñas, porque son históricas las convulsiones sociales que se han levantado en Chile a partir de la minimización de las problemáticas de grupos considerados minorías por el Estado.