Niki Boon, se inició en el rubro de la fotografía cuando trabajaba de fisioterapeuta en Escocia. Sin embargo, tras muchos años viajando, olvidó su pasión por las imágenes.
No fue hasta que volvió a su hogar en Nueva Zelanda y empezó a formar su propia familia, que la fotógrafa aficionada se encantó nuevamente con este arte. “Mi madre murió cuando yo era muy joven y ahora todo lo que tengo es un par de álbumes pequeñitos con fotos desvaídos de tamaño seis por cuatro, un verdadero tesoro que me recuerda las historias de mi infancia,” explica Boon a National Geographic, quien decidió criar a sus cuatro hijos lejos del mundo tecnológico y más cerca de lo que fue su infancia.
Boon cuenta, tanto en su página de Facebook como en su cuenta de Instagram, que “viven una vida simple en una zona rural de Nueva Zelanda en un terreno rodeado de ríos, colinas y arbustos”, y es en estos mismos lugares, donde la mujer diariamente retrata a sus hijos, para luego regalarle las imágenes a cada uno de ellos en sus cumpleaños.
Fue así como materializó su primera obra artística llamada Childhood in the Raw, que fue compartida por National geographic y muestra cómo es la vida de esos niños viviendo libres de la tecnología actual.
“Es mi pasión capturar lo más que pueda de la vida de mis hijos, sus aventuras, en las fotografías más significativas que pueda, sus historias, nuestras historias, una pieza a la vez, tengo cuatro así que hay un montón de cosas para disfrutar ahora y durante los años que vienen” asegura Boon.
“Creo que mis hijos están justo donde pertenecen: cubiertos de barro, corriendo y viviendo con la naturaleza. Pertenecen aquí, salvajes y libres, conectados con la tierra en una forma donde el paisaje comienza y termina sus pequeñas almas” concluye la mujer.
A continuación, revisa la galería con algunas de las fotografías que ha capturado Boon:
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