Un exjuez de menores fue condenado a 15 años de cárcel por su rol en el robo de la hija de víctimas de la dictadura argentina (1976-1983) en un juicio en el que un comisario fue sentenciado a prisión perpetua.

El Tribunal Oral en lo Criminal de Santa Fe (centro-este de Argentina) condenó al exjuez Luis María Vera Candioti “por su rol en la retención y ocultamiento de la niña Paula Cortassa, en la alteración y supresión de su estado civil y por prevaricato”, informó el viernes el sitio Fiscales de la Procuración General.

Vera Candioti, de 76 años, se convirtió en el segundo exjuez condenado en Argentina por crímenes de lesa humanidad en el ejercicio de la magistratura.

El excomisario Juan Perizzotti, de 79 años, recibió la prisión perpetua porque además de su condena por el caso Cortassa, fue culpado de intervenir en 16 homicidios, entre ellos los padres de la niña, Blanca Zapata (asesinada) y Enrique Cortassa (desaparecido).

Perizzotti ya había sido condenado a 22 años y 23 años de prisión en sentencias anteriores, por lo que el tribunal las unificó en “la pena única de prisión perpetua“.

Dos exmilitares fueron sentenciados a 13 y 22 años de cárcel.

Paula Cortassa era una bebé de 13 meses y estaba junto a sus padres y otras personas en una vivienda de la ciudad de Santa Fe, el 11 de febrero de 1977, cuando el Ejército y la Policía atacaron el lugar.

Tras el ataque “Paula fue sacada de la casa por un agente policial envuelta en una sábana manchada con sangre”, precisó Fiscales en base al juicio.

Tres meses más tarde, muy enferma, fue entregada en adopción por el juez de menores Vera Candioti, que colaboró con el cambio de identidad y no realizó ninguna búsqueda ni difusión del caso para encontrar a familiares de la niña.

“Para alejar a la niña de cualquier posibilidad de ser localizada, el entonces juez salteó a las primeras veinte familias adoptantes en el proceso y la entregó a un matrimonio de Venado Tuerto (a 350 kilómetros de Santa Fe), pareja que años después ayudó a la víctima a buscar su identidad”, explica el sitio.

Paula Cortassa, que fue adoptada por un matrimonio de apellido Guallane que desconocía su origen, recuperó su identidad en 1999.

Las Abuelas de Plaza de Mayo estiman que unos 500 bebés y niños fueron robados en la dictadura, de los cuales 119 han recuperado su identidad.