Hay juegos que no necesitan introducción. Su impacto es tal que solo mencionar el nombre logra conseguir una reacción del público. Doom es uno de esos pocos juegos que pueden ser calificados como históricos, que merecen estar en un museo por su influencia. En el caso de esta serie creada por ID Software, no existirían los shooter como los conocemos hoy en día si no fuera por ella.

Lo impresionante de Doom no es solo su influencia en el género de los juegos en primera persona, sino también la pequeña cantidad de gente que trabajó en el proyecto, y los trucos que utilizaron para lograr sacarlo adelante. Once personas dieron vida a este juego, y necesitaron estrujar cada pequeña gota de creatividad para crear los paisajes demoníacos que marcaron una generación.

Inspirados en una campaña de Calabozos y Dragones que estaban jugando en esas fechas, decidieron mezclar a los héroes de ciencia ficción con una amenaza más peligrosa que cualquier cosa en nuestra realidad: El infierno mismo. Claro, la historia no era nada del otro mundo. “Aquí tienes un arma, ve a matar a los demonios” era todo lo que se nos daba, y eso era suficiente.

Era acción rápida, visceral y satisfactoria. Mil y un enemigos, todos sedientos de sangre y tú estás ahí solo con tu escopeta y tus habilidades. Lógico, no sería divertido si no fuera un reto.

Era una época distinta para los juegos, donde la acción predominaba por sobre todo lo demás, y Doom la entregaba con creces. Su popularidad llego a ser tal que literalmente habían más computadores con Doom instalado que los que tenían Windows. Era tal el poder de Doom que Microsoft comisionó una versión de Doom para Windows solo para no quedarse atrás.

ID literalmente hizo que el gigante de la computación se doblegara ante ellos. Estaban en la cima del mundo, y todos intentaban replicar su éxito. Llegó a tal punto que los juegos de disparo en primera persona fueron conocidos, por un buen tiempo, como “Doom Clones”. Clones de segunda que intentaban recrear al titán que popularizo el género.

Doom | ID Software

Doom | ID Software

La secuela llego menos de un año después, pero no era necesario re-inventar la rueda. Simplemente agregaron más armas, más enemigos y más mapas. La gente pedia más y les dieron más. Nuevamente llegaron a tener un éxito impensado para cualquier empresa de videojuegos de la época. ID había revolucionado la industria y creado un precedente que sería difícil de sobrepasar.

A muchos se les olvida que los excesos y modelo de negocio que hay hoy en día en la industria de los videojuegos provienen directamente de esta compañía. ID Software es, literalmente, el comienzo de una nueva era para los videojuegos debido a sus decisiones con Doom. Si no fuera por este juego, es probable que la industria de los videojuegos tuviera una cara muy diferente a la actual.

Pasó mucho tiempo antes de que recibiéramos una tercera entrega de esta saga, pero hubo algunos signos de que algo raro estaba ocurriendo. La velocidad y simpleza de los juegos anteriores había sido reemplazada por un juego más lento y metódico, que buscaba ser más terrorífico que los antiguos.

No era un juego malo, pero simplemente no era Doom. Y ese es el problema que ha marcado a ID en su presente: No han podido reconectarse a esa actitud simple pero decisiva que los llevo a la gloria anteriormente. El Doom original había sido revolucionario gracias a la forma en la que manejaba la geometría de los mapas -Que anteriormente solo podían ser corredores en una cuadrilla, con apenas suficiente variación para algunas vueltas aquí y allí- y ellos ahora buscaban darle una revolución a la forma en la que se manejaba la atmósfera de los videojuegos, cosa que falló rotundamente.

Es el presente más turbulento de una compañía, dividida entre lo que eran sus juegos antiguos y lo que buscan crear ahora. La necesidad de ser parte de una nueva revolución, pero al mismo tiempo deber buscar una forma de apegarse a lo que los definió como una compañía y como creadores de videojuegos.

Hoy en día, ID todavía está intentando reconectarse con su pasado, y esto se puede ver con los experimentos que han hecho con sus otras franquicias, como Wolfenstein y Quake. De a poco han estado dándose cuenta de que sirve y que no, y por sobre todo, que no es necesario hacer un juego revolucionario en el ámbito técnico, sino uno que logre continuar el espíritu de sus franquicias.

DooM | Bethesda

DooM | Bethesda

El nuevo Doom es el punto final de ese proceso, y es lo que definirá el futuro de ID Software. ¿Podran finalmente reconstruir sus días de gloria a través de esta nueva entrega? Solo podremos saber cuando llegue el juego a nuestras manos en mayo próximo, pero por lo que hemos visto, este podría ser el juego que resucite al gigante dormido de ID Software.