Llegando a París, visito a una amiga periodista francesa. Siempre nos encontramos a las 7 de la tarde en la salida 4 del metro República, ubicado en la plaza del mismo nombre y que hace un par de años estaba en remodelación. Por internet, sabía que guarda recuerdos alrededor de la estatua de Marianne sobre las víctimas de los atentados de fines del año pasado (gran parte de los objetivos fue en el barrio República). Sabía que había fotos de las víctimas, velas, banderas, mensajes de apoyo.

Esta vez, mucho más espaciosa, la plaza está mucho más atiborrada, pero no sólo de los recuerdos de ese momento oscuro, sino porque aloja a una ciudadanía indignada por los cambios laborales que patrocina el gobierno del presidente François Hollande.

Mi amiga me explica que las miles de personas que veo, se reúnen aquí desde el primero de Abril, en una manifestación espontánea que llaman Niut Debout (o La noche en pie), una especie de vigilia donde cada tarde/noche concertan asambleas para discutir sobre la situación nacional, a partir de lo ocurrido ese último día de marzo.

Nos fuimos a tomar un vino, para que me contextualizara más esta manifestación que, la verdad, me tomó un poco por sorpresa en mi visita acá. Esa noche, luego de dos copas de Cote de Rhone (un vino muy rico) y uno de Loire (ahí no más), me quedó más claro el panorama. ¿Qué pasó ese 31? Hubo una huelga general en contra de un proyecto de reforma laboral que precariza los contratos de trabajo. Y los franceses se toman muy, muy en serio la seguridad laboral.

Claro que, como todo movimiento social, esto fue sólo el detonante. Los problemas acá se arrastran desde hace ya un tiempo, a nivel social y político, que ahora se está concretizando en quitar derechos adquiridos. Un problema que afecta a muchos otros países alrededor del mundo, pero donde sólo algunos hacen algo concreto al respecto.

Vlado Rosas | BBCL

Vlado Rosas | BBCL

Esto está cabreando a todos ya que estos cambios legislativos son la forma del gobierno de contener el desempleo, que es mayor en los jóvenes. Similar a lo que ocurrió en España, con situaciones tan ridículas como pasar a los menores de 30 años como practicantes (y pagándoles como tal). Por eso, al igual que en su vecino país, estos franceses ven inspirados en el 15M una oportunidad que sí puede resultar en cambios significativos. Mi amiga me comenta, por ejemplo, que los jóvenes discuten qué podría cambiarse de la Constitución de la República. Al final, no es sólo sobre esta ley laboral, sino es ir más allá, y construir una sociedad mejor. Esa es la idea.

Así, todas las tardes/noches se reúnen estas agrupaciones de jóvenes. Tienen una plataforma online donde discutir temas, las asambleas son muy en plan “todos pueden hablar”, tomando la palabra, sin un conferencista al que todos escuchan callados. Se está viviendo un experimento democrático que tiene a todos atentos acá en París, aunque este experimento se acaba todas las noches tipo 4 am, cuando viene la policía a desalojar. Hay un rollo con la alcaldesa local, que no está de acuerdo con la toma de la plaza. Claro que al día siguiente, la asamblea se vuelve a reunir.

Habrá que esperar qué sucede, porque en abril y mayo se discutirá la reforma. Si se aprueba, vaya a saber cómo puede reaccionar la juventud, los estudiantes, la sociedad en general. Más encima, si esto ya no es suficiente, desde que salió “Panama Papers”, hay varias personalidades francesas, incluidos políticos, involucrados en sociedades offshore. Al parecer, la cosa ya no va más.

Ya es la 1 de la mañana, Dimos nuestra última vuelta a la plaza, la asamblea tenía lugar, y mi amiga me traducía un poco en español. No hay policías aún, solo unos puestos de kebab y algunas cervezas, pero nada de lío. Sólo la esperanza de que, alguna vez en la historia, los cambios se materialicen.

Mi amiga me ayuda a tomar el taxi, porque no sé una palabra en francés. Esa es mi tarea pendiente. Todos tenemos una.

Vlado Rosas | BBCL

Vlado Rosas | BBCL

Vlado Rosas
Periodista