No hay persona más indicada que la educadora, psiquiatra y científica italiana María Montessori para enseñarnos a través de su legado qué es bueno y qué no en asuntos pedagógicos.

Montessori fue la primera mujer en Italia en graduarse como doctora en medicina y sus planteamientos fueron fundamentales para establecer nuevos métodos educativos a principios de la década de los treinta y cuarenta.

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Su principal propuesta es conocida como el Método Montessori a través del cual se pretende educar a los niños considerando la mente absorvente de los pequeños, los periodos sensibles en que los niños pueden aprender una habilidad con mayor facilidad, un ambiente idóneo organizado cuidadosamente para favorecer el aprendizaje y el papel del adulto como guía para el niño.

En base a esto, la educadora creó un objeto simple, pero revolucionario ideal para calmar las rabietas de los niños y permitir su concentración: El frasco de la calma o frasco de la paz.

¿En qué consiste este objeto?

Se trata de un frasco, idealmente plástico que contiene agua, pegamento y escarchilla que permite que los pequeños se tranquilicen cuando están estresados, angustiados o inquietos con solo mirar el contenido del envase.

Los niños suelen enfocar su atención en el movimiento de los brillos consiguiendo tranquilidad y concentración, un ambiente en el que incluso pueden meditar.

“En el momento de una pataleta o llanto descontrolado el niño focaliza su atención en girarlo mientras respira al ritmo del movimiento de la brillantina”, dijo Mónica Miranda, psicóloga y experta en teorías del aprendizaje de la Universidad Andrés Bello (UNAB), agregando que objeto “distrae la atención del niño de la fuente de estrés y al respirar en forma pausada y rítmica se va relajando”.

Además explicó que “con el tiempo, el niño toma conciencia y aprende que las emociones desagradables no lo sobrepasan y desarrolla recursos emocionales para contenerse a sí mismo, tal como lo hacen las técnicas de meditación como el yoga”.

Según la experta es recomendable utilizar esta técnica en preescolares desde los 2 años en adelante para calmar al niño de una forma más amable, evitando los retos y los castigos.

“La mejor técnica para controlar el estrés de los niños es distraer su atención de forma cariñosa, conteniendo sus sentimientos con emociones antagónicas al estrés como la risa” dijo la psicóloga, agregando que también se pueden utilizar otras técnicas simples como estirar el cuerpo, jugar al aire libre, darse baños relajantes o jugar a respirar inflando un globo de su agrado.

¿Cómo podemos fabricar el frasco de la calma?

Se necesita:

- Un frasco de plástico (puede ser de vidrio pero podría quebrarse en las manos de un niño)
-1 o 2 cucharadas de pegamento con purpurina
-3 o 4 cucharaditas de purpurina de un lindo color
-1 gota de colorante para comidas
-Agua caliente
-Champú para niños transparente
- Una pistola de silicona

Mezcla todos los materiales dejando un dedo de aire que permita el movimiento dentro del frasco. También se pueden agregar pequeñas figuras que sean significativas para el niño. Finalmente la tapa se debe pegar con la silicona para que quede bien asegurada.

Si quieres hacer tu propio “frasco de la calma” en casa, revisa este tutorial creado por el sitio español, Guía Infantil .