Tras el terremoto y posterior tsunami del 27 de febrero de 2010 quedó en evidencia la falta de alarmas sonoras, en el borde costero, que permitieran alertar a los vecinos ante una emergencia de este tipo.

Ahora, ante un nuevo aniversario de la tragedia aún no se instalan dichas alarmas. Son 119 millones de pesos los que fueron aprobados por la autoridad, sin embargo, pero ya van dos licitaciones fracasadas, reconoció la directora regional de la Oficina Nacional de Emergencia (Onemi), Gilda Grandón.

Para el alcalde subrogante de Talcahuano, Héctor Silva, claramente esta es una deuda con las comunas del borde costero.

En lo que sí se avanzó en estos seis años es en las telecomunicaciones, que tanta falta hicieron aquella madrugada, contó la directora de la Onemi.

Ahora, el gobierno regional estudia una nueva licitación para que una empresa realice el estudio sonoro, que permita determinar cuántas sirenas son necesarias y donde deben ser instaladas, de manera tal que si hay un nuevo tsunami las personas escuchen la alerta y se permita una evacuación ordenada y, por sobre todo, oportuna.