El senador republicano Ted Cruz destronó al millonario Donald Trump del primer lugar, mientras los demócratas Hillary Clinton y Bernie Sanders se encontraban en “empate virtual” tras las primarias de Iowa para escoger los candidatos a las presidenciales estadounidenses.

Marco Rubio, senador de origen cubano, obtuvo un sólido tercer lugar en la riña republicana, para alivio de la dirigencia del partido, ansiosa de un candidato moderado para suceder al presidente Barack Obama en la Casa Blanca.

Cruz, emblema de la ultraconservadora facción Tea Party, habría aprovechado una aceitada maquinaria de movilización para superar en Iowa a Trump, el magnate inmobiliario que lidera los sondeos desde junio pasado.

“El próximo presidente de Estados Unidos no será elegido por los medios, por las élites o por los lobistas”, dijo Cruz ante sus simpatizantes, en un guiño a la impresionante cobertura mediática que rodea al magnate inmobiliario.

En el campo demócrata, la contienda entre la exsecretaria de Estado, Hillary Clinton, y el senador “socialista” Bernie Sanders se mantenía sin definición.

“Parece que estamos en un empate virtual”, dijo Sanders para júbilo de los seguidores de este partidario de una “revolución democrática”, por quien hace unos meses nadie apostaba un centavo.

Las exitosas campañas de Cruz, Trump y Sanders representan el ascenso de los candidatos “outsiders” que han marcado la pauta en la heterodoxa campaña presidencial camino a las presidenciales del 8 de noviembre.

“La gente de Iowa envió un mensaje profundo al establishment político, económico, y por cierto, de los medios”, dijo Sanders, prometiendo la implementación de “ideas radicales” en su eventual gobierno.

Clinton, que precisa exorcizar los demonios de 2008 cuando también llegó como favorita pero sufrió una sorprendente derrota ante un semidesconocido Obama, no cantó victoria.

“Aquí estoy, respirando aliviada, gracias Iowa”, expresó tras los comicios.

Decenas de miles de electores registrados en los partidos Demócrata y Republicano iniciaron las complicadas elecciones internas, dando de esa forma el puntapié inicial a un largo proceso en todo el país que terminará recién a mediados de junio.

Llamados a escoger entre doce candidatos los electores acudieron en gran número a los sitios de votación (escuelas, bibliotecas, gimnasios) de este pequeño estado rural en el centro de Estados Unidos, que convoca a unos cientos de miles de personas a las urnas.

En estos “caucus” muy particulares, los republicanos votan en secreto, mientras que los demócratas forman grupos por candidatos para adjudicarse delegados.

“El proceso es un desastre”, admitía Aaron Menick, un estudiante de 21 años. “Es muy caótico pero estoy contento que mucha gente vino”.

Discursos y bizcochos

A nueve meses de las presidenciales, algunos aspirantes tiraron la toalla tras cosechar pobres resultados en Iowa.

El demócrata Martin O’Malley, ex gobernador de Maryland, esperaba sorprender en el “caucus” de Iowa con una de las campañas más progresistas. Pero tras obtener menos del 1% de los votos, abandonó su carrera hacia la Casa Blanca.

En tanto, el candidato Republicano y predicador evangélico Mike Huckabee anunció, mediante un mensaje en la red Twitter, que abandonaba la carrera presidencial tras situarse en noveno lugar en Iowa, con poco menos del 2% de los votos.

El comité de campaña del aspirante Republicano Ben Carson negó que el médico retirado haya abandonado su campaña, después de terminar en cuarto lugar en Iowa.

Las primarias de Iowa tienen una historia irregular para definir los nominados pero sirven para definir la carrera, que sigue la próxima semana con las primarias en el estado de New Hampshire.