Al menos 33 personas, entre ellos varios niños, murieron este sábado en un nuevo naufragio en el mar Egeo tras hundirse la embarcación en la que trataban de llegar de Turquía a las costas de Grecia, país miembro de la Unión Europea.

Las víctimas, entre las que había birmanos, afganos y sirios, habían salido de la provincia turca de Canakkale para intentar arribar a la cercana isla griega de Lesbos, según la agencia oficial turca Anatolia.

Un primer balance de los guardacostas turcos cifraba en diez el número de muertos. Además, un número no determinado de personas a bordo seguirían desaparecidas. “Estamos muy tristes, al menos 20 de nuestros amigos están desaparecidos” declaró a un fotógrafo de la AFP, entre sollozos, uno de los rescatados.

Según la agencia de prensa privada Dogan, los guardacostas turcos pudieron socorrer a 43 ocupantes de la embarcación, que fue hallaba a unos 50 metros de la costa turca.

Algunos de los cadáveres fueron arrastrados por las olas hacia tierra firme, donde fueron colocados en bolsas y llevados a la morgue.

Según la Organización Internacional de Migraciones (OIM) las llegadas de migrantes por el Mediterráneo en Europa suman 55.529 en lo que va de año, hasta el 28 de enero, es decir un promedio de unos 2.000 por día.

Durante ese período, se han producido 244 muertes en el mar, contra 82 en el mismo período de 2015 y 12 en el de 2014, según la OIM.

La inmensa mayoría de los migrantes pasaron en enero por Grecia, y en torno a solamente el 5% por Italia, según el Alto Comisionado de refugiados de Naciones Unidas (ACNUR).

La enorme mayoría (84%) son refugiados, ciudadanos de países ubicados en zonas de guerra, según el ACNUR.