Quienes salen del país de forma constante se nutren de una rica cultura, donde los diferentes comportamientos, formas de pensar y manera de ver la vida muchas veces resultan interesantes y bastante llamativos.

Plano en que la rapidez como caminan cientos de personas en grandes ciudades como Londres o Nueva York no pasa desapercibida, pues la velocidad a la que se trasladan los peatones difiere sensiblemente entre las ciudades. De hecho, esta variable ha sido objeto de análisis en diversas ocasiones, pues es un comportamiento que llama la atención de muchos.

El primer estudio en el área es de 1976, fecha en que la pareja de psicólogos de Marc y Helen Bornstein analizaron la actividad de quince ciudades de todo el mundo durante días y así descubrieron una correlación clara entre el tamaño de la población y la rapidez con que ésta caminaba.

Los expertos que publicaron su trabajo en la revista científica Nature, catalogaron que tal comportamiento por parte de los peatones se debe a una necesidad de la población de reducir el intercambio social y de no perder tiempo socializando.

Asimismo, hay otras hipótesis como la entregada por Stanley Milgram, especialista de la Universidad de Yale en Estados Unidos, quien señaló tras su análisis que las personas caminan rápido como una estrategia para amortiguar la saturación de estímulos propios de las grandes metrópolis. No obstante, otros han asociado este actuar con la renta Per cápita ganada, ya que cuando nos pagan más por nuestro trabajo, el tiempo vale oro.

Instragram | #gentecaminando

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Ello se suma a otra indagación realizada en 1999 por el psicólogo norteamericano Robert Levine, quien tras analizar 31 ciudades ratificó que las personas caminan ligero en las urbes de los países más prósperos.

Dicho análisis arrojó que los peatones más rápidos eran los de Dublín, Ámsterdam, Zurich, Londres, Frankfurt, Nueva York, Tokio, París, Nairobi y Roma; todas (a excepción de Nairobi), ciudades ricas, con independencia del número de habitantes o su densidad.

En conclusión, estas tres investigaciones confirmaron que la velocidad en la que damos los pasos deprende de tres variantes vitales para gran parte de la población como es: el PIB del país al que pertenece la ciudad, la capacidad adquisitiva de los urbanitas y su nivel de individualismo.