La confianza es una característica que se ha perdido por estos días, ya que debido a los constantes fraudes y malas prácticas a gran parte de la población, hoy a un sinnúmero de personas les cuesta creer en los demás.

Pese a este tipo de inseguridad hacia el prójimo que reina hoy en día, un estudio realizado por la Universidad de Oxford reveló que las personas inteligentes son más propensas a confiar en los demás, no así quienes poseen un coeficiente intelectual más bajo.

Para llevar a cabo tal investigación, los profesionales se basaron en una encuesta estadounidense del General Social Survey, una institución nacional representativa de estudios de opinión que se lleva a cabo en Estados Unidos cada dos años.

Los lideres de tal análisis declaran que una de las razones de aquel resultado, podría ser que los inteligentes son mejores a la hora de juzgar la personalidad y el carácter del resto, y por eso tienden a establecer relaciones con quienes piensan que no los traicionarán. Del mismo modo, son personas más analíticas, detallistas y observadoras.

Otra de las razones entregadas por los especialistas es que los individuos más “listos” valoran de mejor forma las situaciones, y por ende, reconocen rápidamente las intenciones que hay detrás a la hora de acordar un trato.

La investigación publicada en la revista científica PlosOne, respalda lo que ya habían resaltado otros estudio enfocados en la inteligencia y confianza realizados en varios países europeos.

Asimismo, la indagación deja de manifiesto que los individuos que se muestran “confiables” son más saludables y felices. No obstante, según el grupo de expertos de la Universidad de Oxford, la conexión entre confianza, salud y felicidad no se puede explicar solo en función de la inteligencia, sino que hay otros factores que contribuyen en ello.

El autor principal, Noah Carl, del Departamento de Sociología de la mencionada Casa de Estudios, explica que “la inteligencia parece conectarse con la confianza en los demás, incluso aunque se tengan en cuenta otros factores como la relación de pareja, la educación y los ingresos.

En síntesis, juzgar un determinado carácter es un rasgo de la inteligencia humana que ha evolucionado a partir de la selección natural y que hoy ha ganado terreno en quienes se posicionan como mejores observadores.