Una palestina embarazada y su hija de dos años murieron en un ataque aéreo israelí este domingo en Gaza en una nueva jornada de violencia, en la que Israel dijo haber desbaratado un intento de atentado con bomba.

Pese a los llamados a la calma de la comunidad internacional, la escalada de violencia continúa en Israel y los territorios palestinos.

Después de Washington el sábado, la presidencia francesa calificó este domingo de “extremadamente preocupante y peligrosa” la actual escalada, y pidió “hacer todo lo posible para apaciguar la situación”.

La mañana de este domingo, la aviación israelí efectuó un bombardeo en Gaza en represalia por el lanzamiento de un cohete desde este enclave palestino, que fue interceptado por el sistema antimisiles “Cúpula de Hierro” en el sur de Israel.

El ejército dijo que el objetivo eran “dos instalaciones de fabricación de armas” del movimiento islamista palestino Hamas, que gobierna ese territorio. Pero según fuentes médicas palestinas, en el ataque murieron Nur Hasan, de 30 años y embarazada, y su hija de Rahaf, de dos.

Los funerales están previstos durante la jornada y podrían dar lugar a una nueva movilización.

Miedo a más atentados

Israel aseguró además haber frustrado la primera tentativa de atentado con bomba desde el inicio de la escalada el 1 de octubre.

Las circunstancias del incidente, ocurrido en una carretera cerca de la colonia israelí de Maale Adumim, en la Cisjordania ocupada, son muy confusas.

Según la policía, un agente detectó como sospechoso un vehículo porque circulaba en una vía reservada a los autobuses, y le ordenó pararse.

La conductora salió entonces del coche, y el policía se le acercó. La mujer gritó “Alá es grande” en árabe, y entonces estalló una bomba en el vehículo.

Interrogada por la AFP, la portavoz de la policía Luba Samri dijo que era un intento de atentado suicida. La conductora, una palestina de Jericó, resultó gravemente herida, aunque se ignora cómo se activó el explosivo en el vehículo. Asimismo, un policía resultó herido leve.

El incidente reaviva el temor a los atentados con bomba tan frecuentes durante la segunda intifada (2000-2005), que sembraron el terror entre la población israelí. El último ataque de este tipo, según la cancillería israelí, se remonta al 21 de noviembre de 2012 en Tel Aviv.

El alto el fuego a prueba

Desde el 1 de octubre, cuando fueron asesinados dos colonos judíos en Cisjordania, el nuevo estallido de violencia ha despertado el espectro de una tercera intifada, tras los levantamientos populares palestinos contra la ocupación israelí en 1987 y 2000.

En esta nueva escalada han muerto ya 23 palestinos, entre ellos siete presuntos autores de ataques con arma blanca, y cuatro isrelíes. Las autoridades israelíes detuvieron además a centenares de palestinos.

La violencia se extendió el viernes a Gaza, donde nueve jóvenes palestinos murieron entre ese día y el sábado por disparos israelíes cerca de la barrera de seguridad, durante una manifestación violenta.

Los muertos de estos últimos días ponen seriamente a prueba el alto el fuego observado en Gaza desde finales de agosto de 2014, tras un sangriento conflicto de un mes entre Israel y Hamas.

El líder de Hamas en Gaza, Ismail Haniyeh, habló el viernes de nueva intifada y dijo que la población de Gaza se sumaría a ésta.

El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, anunció por su lado este domingo que la seguridad en Jerusalén se verá aumentada con el refuerzo de varias compañías de guardias fronterizos reservistas.