Eugenio Téllez llega al MAVI con muestra de obras recientes

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Homo viator se inaugura el viernes 9 de octubre y se exhibe hasta el 6 de diciembre. En las 32 obras que presenta, reflexiona sobre la identidad cultural de América Latina. También abarca distintas materias de la historia universal.

Hombre viajero, así explica el tópico literario al Homo viator, nombre que en estos momentos da origen a la muestra del destacado artista nacional, Eugenio Téllez (1939), quien expone 32 obras de la última década, con excepción de Homo viator de 1976.

“Estas pinturas son bitácoras de viajes que cruzan y traspasan el lugar de origen o el destino. Más bien, se movilizan en una infinita trayectoria de rumbos contradictorios, incómodos e irreparables, como los desenlaces negros e impredecibles de la vida”, sentencia la investigadora Soledad García, acerca del trabajo que desde hoy se podrá ver en el Museo de Artes Visuales, MAVI.

En la muestra el artista transmite su visión de mundo a través de estrategias pictóricas y experimentaciones plásticas. Es el caso de su serie Batallas, donde toma el devenir humano y los procesos colonizadores. Además de realizar una suerte de visión radiográfica, en la que asocia mapas cartográficos con descripciones anatómicas del cuerpo humano.

En la exposición, Téllez reflexiona sobre la identidad cultural de diversas partes del mundo y de personajes míticos de diversas culturas, centrándose en el reconocimiento de poetas y escritores que se despliegan en sus pinturas. Asimismo, se observan tiempos y espacios dispares donde cohabitan sacrificios ancestrales, guerreros desnudos con misiles transcontinentales y aviones supersónicos con dibujos de tira cómica o citas de la historia del arte.

“Téllez compone un bestiario de muertes. Algunas trágicas y repentinas, otras voluntarias y arrojadas. Muertes aferradas al deseo imposible de desaparecer, asociadas al afán de mantener la identidad irreconocible en vida. Estas pinturas visten la actitud del otro para ceder y sobrepasar el viaje de uno. Un trayecto que tal vez sólo es posible recomponiendo un cierto lugar origen y sobre todo, el destino”, finaliza García.

Eugenio Téllez

Nació en Santiago en 1939. Estudió en la Escuela de Bellas Artes de la Universidad de Chile y desde 1960 trabajó con Stanley William Hayter, uno de los grabadores británicos más importantes del siglo XX y, también, con el artista Marcel Duchamp. Se ha desempeñado como profesor en la Universidad de Illinois y en la Escuela de Pintura y Escultura Skowhegan, ambas de Estados Unidos, además de la Escuela de Bellas Artes en la Universidad de York en Canadá.

El artista tiene la característica de trabajar varias telas al mismo tiempo. Entre sus técnicas usa pigmentos al agua que combina con óleo al manchar la tela y luego poner capas sucesivas de este producto, lo que le permite hacer incisiones en la superficie para que aparezcan los colores subyacentes. Ha incursionado en el video y la acción de arte y en las obras del último período, ha hecho series de pinturas en las que vincula los acontecimientos históricos con obras de gran formato y con títulos como Santa Fe, El entierro de Luciano, Isidore Ducasse.

Ha sido distinguido con el Premio de Grabado de la Bienal de París, Francia; de la Bienal de Latinoamérica de la Casa de Las Américas en Cuba; y el reconocimiento de la Crítica de Chile, entre otros.

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Homo viator se inaugura el viernes 9 de octubre y se exhibe hasta el 6 de diciembre. En las 32 obras que presenta, reflexiona sobre la identidad cultural de América Latina. También abarca distintas materias de la historia universal.

Hombre viajero, así explica el tópico literario al Homo viator, nombre que en estos momentos da origen a la muestra del destacado artista nacional, Eugenio Téllez (1939), quien expone 32 obras de la última década, con excepción de Homo viator de 1976.

“Estas pinturas son bitácoras de viajes que cruzan y traspasan el lugar de origen o el destino. Más bien, se movilizan en una infinita trayectoria de rumbos contradictorios, incómodos e irreparables, como los desenlaces negros e impredecibles de la vida”, sentencia la investigadora Soledad García, acerca del trabajo que desde hoy se podrá ver en el Museo de Artes Visuales, MAVI.

En la muestra el artista transmite su visión de mundo a través de estrategias pictóricas y experimentaciones plásticas. Es el caso de su serie Batallas, donde toma el devenir humano y los procesos colonizadores. Además de realizar una suerte de visión radiográfica, en la que asocia mapas cartográficos con descripciones anatómicas del cuerpo humano.

En la exposición, Téllez reflexiona sobre la identidad cultural de diversas partes del mundo y de personajes míticos de diversas culturas, centrándose en el reconocimiento de poetas y escritores que se despliegan en sus pinturas. Asimismo, se observan tiempos y espacios dispares donde cohabitan sacrificios ancestrales, guerreros desnudos con misiles transcontinentales y aviones supersónicos con dibujos de tira cómica o citas de la historia del arte.

“Téllez compone un bestiario de muertes. Algunas trágicas y repentinas, otras voluntarias y arrojadas. Muertes aferradas al deseo imposible de desaparecer, asociadas al afán de mantener la identidad irreconocible en vida. Estas pinturas visten la actitud del otro para ceder y sobrepasar el viaje de uno. Un trayecto que tal vez sólo es posible recomponiendo un cierto lugar origen y sobre todo, el destino”, finaliza García.

Eugenio Téllez

Nació en Santiago en 1939. Estudió en la Escuela de Bellas Artes de la Universidad de Chile y desde 1960 trabajó con Stanley William Hayter, uno de los grabadores británicos más importantes del siglo XX y, también, con el artista Marcel Duchamp. Se ha desempeñado como profesor en la Universidad de Illinois y en la Escuela de Pintura y Escultura Skowhegan, ambas de Estados Unidos, además de la Escuela de Bellas Artes en la Universidad de York en Canadá.

El artista tiene la característica de trabajar varias telas al mismo tiempo. Entre sus técnicas usa pigmentos al agua que combina con óleo al manchar la tela y luego poner capas sucesivas de este producto, lo que le permite hacer incisiones en la superficie para que aparezcan los colores subyacentes. Ha incursionado en el video y la acción de arte y en las obras del último período, ha hecho series de pinturas en las que vincula los acontecimientos históricos con obras de gran formato y con títulos como Santa Fe, El entierro de Luciano, Isidore Ducasse.

Ha sido distinguido con el Premio de Grabado de la Bienal de París, Francia; de la Bienal de Latinoamérica de la Casa de Las Américas en Cuba; y el reconocimiento de la Crítica de Chile, entre otros.