Ankara advirtió este lunes a Rusia sobre las consecuencias de violar su espacio aéreo durante sus operaciones en Siria, y la OTAN pidió a Moscú el cese inmediato de los bombardeos contra civiles sirios.

En este contexto explosivo, los yihadistas del grupo Estado Islámico (EI), que controlan la mitad del territorio sirio, prosiguieron su campaña de destrucción de la ciudad antigua de Palmira, dinamitando su famoso Arco del Triunfo.

Turquía anunció que dos F-16 turcos interceptaron el sábado un caza ruso, obligándolo a dar media vuelta, y que dos cazas turcos fueron “hostigados” por un MIG-29 sin identificar, en la frontera con Siria, donde Moscú inició la semana pasada una campaña de bombardeos en apoyo del presidente Bashar al Asad.

El ministerio de Defensa ruso explicó que un cazabombardero ruso entró en el espacio aéreo turco a causa de “las malas condiciones meteorológicas” y negó cualquier vínculo a un “acoso” a los aviones turcos, afirmando que los MIG-29 no son utilizados en la base aérea rusa en Siria.

Reunidos de urgencia en Bruselas, los 28 países que integran la OTAN juzgaron las incursiones aéreas rusas como “muy peligrosas e irresponsables”.

La presencia en el cielo sirio de aviones militares de diferentes países “crea una situación colmada de peligros y muy delicada”, estimó por su parte Naciones Unidas.

“Nuestras reglas de intervención son claras para quienes violen nuestro espacio aéreo”, declaró el primer ministro turco, Ahmet Davutoglu, a la televisión turca Haber-Turk. “Las Fuerzas Armadas turcas tienen instrucciones claras. Aunque sea un pájaro volando, será interceptado“, añadió

Turquía y Rusia se oponen sobre la forma de gestionar el conflicto sirio. Moscú es uno de los pocos aliados de Asad, mientras que Ankara considera que la salida del presidente es imprescindible.

Nuevos bombardeos rusos

En Washington, el departamento de Estado consideró “irreflexiva, peligrosa y provocadora” una de las incursiones rusas. “Esto puede provocar accidentes y poner en peligro la seguridad de los pilotos”, añadió.

Desde Chile, el secretario de Estado estadounidense, John Kerry, aseguró que los aviones de combate rusos podrían haber sido derribados por los turcos.

“Hemos entablado conversaciones con Rusia para estar seguros de que no habrá ningún conflicto accidental”, aseguró.

El Pentágono y Rusia abordaron a principios de octubre cómo evitar incidentes aéreos sobrevolando Siria, después de que los bombardeos rusos se unieran a los de la coalición liderada por Estados Unidos desde hace más de un año contra el EI.

El ejército ruso anunció el lunes por la noche haber bombardeado durante la jornada diez blancos del EI en las provincias de Alepo, Homs e Idleb, pero sobre todo dos posiciones en la provincia de Damasco.

Además de su apoyo incondicional al régimen sirio, los detractores de la intervención rusa en Siria reprochan a Moscú que sus ataques no se centren en el EI y busquen también grupos rebeldes moderados, apoyados por Estados Unidos. Según una oenegé, los bombardeos provocaron numerosas víctimas civiles.

La OTAN exigió a Rusia “que cesara inmediatamente sus ataques contra la oposición siria y los civiles, que centrara sus esfuerzos en el EI y que promoviera una solución para el conflicto a través de una transición política”, según su comunicado.

Destrucción en Palmira

De visita en Bruselas, el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, abordó con el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, la zona de seguridad que Ankara quiere crear a lo largo de su frontera con Siria, así como la zona de exclusión aérea.

Rusia mostró el lunes, no obstante, su oposición a la creación de esta zona.

Denunciando la intervención rusa, unas 40 facciones rebeldes, entre las más poderosas de Siria, aseguraron que la campaña militar rusa “cierra el paso a cualquier solución política” de este conflicto, que ha dejado más de 240.000 muertos desde marzo de 2011.

El grupo EI, blanco de los ataques rusos, dinamitó el domingo el Arco del Triunfo de Palmira, que databa de la época del emperador Septimio Severo (193-211 d.C.).

“Era un icono de Palmira”, lamentó el director general de las Antigüedades y Museos de Siria, Mamun Abdelkarim. “Cada vez que el EI es atacado o pierde terreno, actúa así. No es un acto ideológico, sino un acto de venganza contra la comunidad internacional que debe actuar”, aseguró.

La directora general de la Unesco, Irina Bokova, condenó la destrucción de la obra, que “muestra hasta qué punto los extremistas están asustados por la Historia y la cultura porque (…) desacreditan todos los pretextos utilizados para justificar sus crímenes y los enseña como son: una pura expresión de odio y de ignorancia”.