Miles de migrantes extenuados y empapados empezaron a llegar este sábado en autobuses fletados por el gobierno húngaro a Austria, país que junto con Alemania aceptó acogerlos.

Unas 4.000 personas llegaron durante la noche y la mañana de este sábado a la ciudad fronteriza austríaca de Nickelsdorf, donde se esperan hasta 10.000 personas procedentes de Hungría.

“¿Ya está, estamos en Austria?”, exclamó incrédulo aunque alegre uno de los primeros migrantes en llegar, mientras los rostros exhaustos de sus compañeros de viaje se iluminaban.

En el paso fronterizo, el jefe de la policía del estado de Burgenland (este), Hans Peter Doskozil, declaró a la agencia a de prensa austriaca APA que “el flujo continúa”.

“Estamos esperando 17 o 18 autobuses de dos pisos para poder trasladar a la gente a Viena, y tal vez también a Alemania”, agregó.

Unos 400 migrantes refugiados en una sala de conciertos transformada en albergue improvisado en Nickelsdorf, abordaron un primer tren que partió hacia el oeste al amanecer.

Otro tren debía seguirle. “El segundo grupo de 400 personas está ahora en camino. Por momentos, la lluvia ha sido muy fuerte. Ahora chispea. La gente está empapada”, agregó el jefe de la policía.

‘Situación de emergencia’

La cancillería austriaca anunció el viernes que Viena y Berlín se habían concertado para acoger a los centenares de migrantes procedentes de Hungría, una decisión motivada por “la actual situación de emergencia en la frontera húngara”.

El ministro austríaco de Relaciones Exteriores, Sebastian Kurz, pidió a la Unión Europea (UE) que “abra los ojos” ante la crisis migratoria, que ha creado un gran “desorden” en el continente.

Hungría, desbordada por el flujo de migrantes, fletó durante la noche un centenar de autobuses.

Los autocares trasladaron a los migrantes apiñados en la principal estación de Budapest, Keleti, así como a algunos de los de 1.200 que recorrían a pie los 175 km que separan la capital de la frontera, una escena de éxodo inédita que ilustra la crisis migratoria en Europa.

“El gobierno húngaro pone a su disposición autobuses gratuitos para llevarles a la última ciudad antes de la frontera. No están obligados a subirse”, gritó en árabe a través de un megáfono un hombre en la “zona de tránsito”, donde acampan migrantes de Siria, Afganistán, Pakistán, Irak y de otros 50 países.

A bordo del autobús, muchos durmieron pero otros permanecían despiertos por temor a ser trasladados a algún campamento húngaro. La inquietud se reducía a medida que el vehículo avanzaba hacia el oeste.

A 2.000 km de allí, en la ciudad siria de Kobane (norte), decenas de personas asistieron horas antes al entierro de Aylan Kurdi, el niño de tres años que se ahogó cuando su familia trataba de llegar a la isla griega de Kos, y cuya foto conmocionó al mundo.

En Hungría, donde en agosto llegaron 50.000 migrantes, un pakistaní de 51 años murió el viernes en circunstancias todavía sin elucidar cuando 350 migrantes se escaparon de un tren inmovilizado en Bicske, cerca de Budapest, desde donde las autoridades deseaban transferirles a un campamento provisional.

Europa, dividida

El parlamento húngaro endureció la legislación en materia de inmigración para reforzar las posibilidades de despliegue del ejército e incluir penas de hasta tres años de cárcel para la inmigración ilegal.

Hungría critica que Alemania haya tomado la decisión de no reenviar a los refugiados sirios al país miembro de la UE al que llegaron en primer lugar, como disponen los acuerdos comunitarios. Esto crea, según Budapest, un efecto llamada.

Los países de la UE están bajo presión para dar muestras de solidaridad después de que más de 350.000 personas cruzaran el Mediterráneo en lo que va de año, y que más de 2.600 murieran en el intento, según cifras de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).

Las diferencias dentro de la UE “entre el Este y el Oeste”, según el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, revelan un continente dividido.

El Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados, Antonio Guterres, instó el viernes al reparto de al menos 200.000 solicitantes de asilo en la Unión Europea. La víspera, la Comisión Europea había propuesto el reparto de 120.000.

Alemania y Francia piden un sistema de cuotas. Mientras tanto, en Madrid y Barcelona cientos de personas se manifestaron el viernes para pedir más ayuda para los migrantes.