Presentan ópera “Gianni Schicchi” de Puccini, toda una novedad en el Teatro Municipal de Las Condes

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El Teatro Municipal de Las Condes apuesta por su tercera ópera, luego del gran éxito obtenido con los éxitos líricos “Così fan tutte” (W. A. Mozart) y “Madama Butterfly” (G. Puccini), la que se ofrecerá desde el martes 25 al domingo 30. Esta vez, de la mano de “Gianni Schicchi”, la última obra que conforma el tríptico de Giacomo Puccini. Una ópera bufa inspirada en un episodio de la Divina Comedia del Dante, estrenada en el Metropolitan Opera House de Nueva York el 14 de diciembre de 1918, y que inmediatamente se transformó en la favorita del público, siendo considerada como la última gran obra maestra de la ópera cómica italiana.

Con la participación de dos estrellas de la ópera nacional; Patricio Sabate como Gianni Schicchi, y Sergio Jarlaz como Rinuccio, el sobrino del fallecido Buoso Donati y la puesta en escena de la regisseur Miryam Singer. “Gianni Schicchi”, considerada como una de las óperas más entretenidas de Puccini, contará con una orquesta de 25 músicos en escena bajo la dirección de Eduardo Browne.

La acción transcurre en Florencia, cuando Buoso Donati, un rico mercader y terrateniente, amante de las artes, avaro y solterón, muere rodeado de la familia que ha venido a acompañarlo en su lecho de muerte. Todos lloran su partida, hasta que se enteran de que el difunto Donati habría dejado todo su dinero al monasterio local. En ese momento, la familia comienza una búsqueda frenética del testamento, el cual es encontrado por Rinuccio, su sobrino y el único que lo lloró de manera sincera. Rinuccio decide usar el testamento para negociar con sus parientes la autorización para casarse con Lauretta, cosa que está fuera de toda posibilidad ya que es la hija de Gianni Schicchi.

Schicchi y su hija llegan a la mansión e intentan resolver el problema. Después de oír que nadie más en la ciudad sabe de la muerte de Donati, Schicchi y la familia llegan a un acuerdo para hacer creer a la gente que él sigue vivo y así hacerse pasar por el difunto para realizar un nuevo testamento.

A pocos segundos de la conclusión de Gianni Schicchi, su protagonista interpela al público con la siguiente proposición: “Díganme Uds., señores, si los pesos de Buoso podían estar mejor empleados. ¡Por este asunto me han mandado al infierno! Pero en fin; con el permiso del gran padre Dante, concédanme Uds. el atenuante”

La historia del Schicchi pucciniano comienza cuando el compositor concibe el conjunto de tres óperas como la movilización desde la oscuridad a la luz. Puccini piensa que la atmósfera psicológica de Il Trittico debería llevarle, con Il Tabarro y Suor Angélica -las dos primeras- desde el infierno del dolor y la muerte, hacia el paraíso encarnado en la risa, el humor y la ironía picaresca de Gianni Schicchi -la última.

No está claro si fue su libretista o él mismo quién sugiere el episodio de Schicchi como el punto final de este trayecto, pero lo cierto es que en nuestra lectura, Gianni Schicchi no es en modo alguno una comedia liviana, apta para la risa fácil; en realidad se trata de una crítica mordaz de la condición humana, una mirada feroz que recorre los laberintos de la psiquis y los prejuicios de una sociedad que se moviliza por la voluntad de poder y dinero.

Gianni Schicchi hace su aparición en la historia de la mano de Dante Alighieri en apenas 4 versos; desde allí describe un salto mortal a la ópera bufa pucciniana, prestando su breve imagen para construir una chispeante parodia de la sociedad protocapitalista, una comedia negra que aflora de la música más bella, ingeniosa e inspirada del compositor. Sus personajes moldeados a la manera de la commedia dell´arte se presentan en un discurso musical apretado, rápido, preciso, en el cual la palabra, la música y la acción, se corresponden con una coherencia perfecta.

Puccini se hace cargo del episodio de Gianni Schicchi, pero bajo una luz completamente opuesta a la que empleara Dante: le exculpa. En Derecho Penal se considera atenuante a toda circunstancia que contribuya a aminorar la culpa por la comisión de un delito; por un giro de gracia se nos induce a pensar que todo pecado, cuando se le aplica el filtro del humor, puede ser visto bajo una luz misericordiosa, atenuada. Si a esto se le adjunta los efluvios del amor, la identificación positiva con el supuesto pecador queda cerrada.

Frente a la candidez y autenticidad de la joven pareja protagonista (Lauretta, hija de Schicchi y Rinuccio, sobrino del occiso Donati) los personajes de los parientes representan un verdadero carnaval de indigencia espiritual. La codicia, la envidia, la arrogancia acompañada de una total incapacidad para ubicarse en el mundo en que viven, describe a esta grotesca caterva de aristócratas venidos a menos, cuyo objetivo en la vida es conservar a todo costo los privilegios y prebendas de su clase moribunda. Gianni Schicchi pertenece a la clase antagonista: campesinos deseosos de incorporarse a la burguesía urbana, dispuestos a reemplazar a quienes el exceso de fortuna terminó por corromper. Rinuccio describe a Schicchi como un bribón para quién las leyes no tienen secretos, pero gracias a cuya extrema sagacidad e inteligencia será cada vez “más rica y espléndida Florencia” (Aria Avete torto). En otras palabras, la astucia absuelve, si está “bien” empleada.

Toda obra de arte transporta en su materia más interna un mensaje moral que le permite trascender su tiempo. Cabe preguntarse, entonces si “Gianni Schicchi” representa una apología de la metamorfosis, o una alegoría de la persistencia de nuestras estructuras sociales, o finalmente, un llamado al permanente cuestionamiento de nuestros códigos de conducta.

A través de Gianni Schicchi, podemos hacer el ejercicio de mirarnos a nosotros mismos y sacar conclusiones: ¿hasta qué punto la ligereza con que desvalijamos el planeta, las arcas públicas, y la confianza de los más vulnerables no representan un rasgo que portamos, al igual que la familia Donati? ¿No somos también verdaderos bufones actuando en una comedia cuyo argumento es la complacencia y la complicidad? ¿Cuán lejos estamos, realmente, de la actitud frente al mundo de la familia Donati?

Todo eso y mucho más es la cocina de nuestro Gianni Schicchi.

La acción transcurre en un palacio decrépito, en el que los personajes, cual actores de una farsa, esperan como aves carroñeras la muerte del último vástago de una fortuna en decadencia.

La llegada de Lauretta y Schicchi, afuerinos, extranjeros a este orden social, trae un aire fresco y posibilidades de redención.

Sin embargo, nos preguntamos con el Gatopardo, si hay que cambiarlo todo para que nada cambie… ¿Podrán Lauretta y Rinuccio superar los vicios que labraron la ruina de sus antecesores? ¿Serán ellos el atenuante o el agravante? La respuesta está en ¡Gianni Schicchi!

La obra se ofrecerá en dos versiones, las que tendrán el siguiente reparto

Gianni Schicchi, un astuto advenedizo florentino: Patricio Sabaté (*), Javier Weibel (**)

Lauretta, su hija: Virginia Barrios (*), Carla Paz Andrade (*)

Rinuccio, sobrino del fallecido Buoso Donati: Sergio Járlaz (*), Pedro Espinoza (**)

Zita, prima del fallecido: Claudia Lepe (*), Angélica Cárdenas (**)

Gherardo, sobrino del mismo: Antonio Fernández-Brixis (I), Víctor Escudero (**)

Nella, su esposa: Constanza Domínguez (I), Yeanethe Münzenmayer (**),

Gherardino, su hijo: Renato Piña (*), Sebastián Eduardo Gutiérrez (**)

Betto, cuñado del fallecido: Nicolás Aguad (*), Matías Moncada (**)

Simone, primo del mismo: Matías Moncada (*), Cristián Reyes (**)

Marco, hijo de Simone: Diego Álvarez (*), Diego Álvarez (**)

Ciesca, su esposa: Maribel Villarroel (*), Nancy Gómez (**)

Maestro Spinelloccio, médico: Nicolás Suazo (*), (**)

Ser Amatio di Nicolao, el notario: Ramiro Maturana (*), (**)

Pinellino, zapatero: Byron Santander (*), Juan Contreras (**)

Guccio, lavandero: Juan Contreras (*), Byron Santander (**)

(*): Martes 25, Jueves 27 y Sábado 29 de Agosto
(**): Miércoles 26, viernes 28 y domingo 30 de Agosto

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El Teatro Municipal de Las Condes apuesta por su tercera ópera, luego del gran éxito obtenido con los éxitos líricos “Così fan tutte” (W. A. Mozart) y “Madama Butterfly” (G. Puccini), la que se ofrecerá desde el martes 25 al domingo 30. Esta vez, de la mano de “Gianni Schicchi”, la última obra que conforma el tríptico de Giacomo Puccini. Una ópera bufa inspirada en un episodio de la Divina Comedia del Dante, estrenada en el Metropolitan Opera House de Nueva York el 14 de diciembre de 1918, y que inmediatamente se transformó en la favorita del público, siendo considerada como la última gran obra maestra de la ópera cómica italiana.

Con la participación de dos estrellas de la ópera nacional; Patricio Sabate como Gianni Schicchi, y Sergio Jarlaz como Rinuccio, el sobrino del fallecido Buoso Donati y la puesta en escena de la regisseur Miryam Singer. “Gianni Schicchi”, considerada como una de las óperas más entretenidas de Puccini, contará con una orquesta de 25 músicos en escena bajo la dirección de Eduardo Browne.

La acción transcurre en Florencia, cuando Buoso Donati, un rico mercader y terrateniente, amante de las artes, avaro y solterón, muere rodeado de la familia que ha venido a acompañarlo en su lecho de muerte. Todos lloran su partida, hasta que se enteran de que el difunto Donati habría dejado todo su dinero al monasterio local. En ese momento, la familia comienza una búsqueda frenética del testamento, el cual es encontrado por Rinuccio, su sobrino y el único que lo lloró de manera sincera. Rinuccio decide usar el testamento para negociar con sus parientes la autorización para casarse con Lauretta, cosa que está fuera de toda posibilidad ya que es la hija de Gianni Schicchi.

Schicchi y su hija llegan a la mansión e intentan resolver el problema. Después de oír que nadie más en la ciudad sabe de la muerte de Donati, Schicchi y la familia llegan a un acuerdo para hacer creer a la gente que él sigue vivo y así hacerse pasar por el difunto para realizar un nuevo testamento.

A pocos segundos de la conclusión de Gianni Schicchi, su protagonista interpela al público con la siguiente proposición: “Díganme Uds., señores, si los pesos de Buoso podían estar mejor empleados. ¡Por este asunto me han mandado al infierno! Pero en fin; con el permiso del gran padre Dante, concédanme Uds. el atenuante”

La historia del Schicchi pucciniano comienza cuando el compositor concibe el conjunto de tres óperas como la movilización desde la oscuridad a la luz. Puccini piensa que la atmósfera psicológica de Il Trittico debería llevarle, con Il Tabarro y Suor Angélica -las dos primeras- desde el infierno del dolor y la muerte, hacia el paraíso encarnado en la risa, el humor y la ironía picaresca de Gianni Schicchi -la última.

No está claro si fue su libretista o él mismo quién sugiere el episodio de Schicchi como el punto final de este trayecto, pero lo cierto es que en nuestra lectura, Gianni Schicchi no es en modo alguno una comedia liviana, apta para la risa fácil; en realidad se trata de una crítica mordaz de la condición humana, una mirada feroz que recorre los laberintos de la psiquis y los prejuicios de una sociedad que se moviliza por la voluntad de poder y dinero.

Gianni Schicchi hace su aparición en la historia de la mano de Dante Alighieri en apenas 4 versos; desde allí describe un salto mortal a la ópera bufa pucciniana, prestando su breve imagen para construir una chispeante parodia de la sociedad protocapitalista, una comedia negra que aflora de la música más bella, ingeniosa e inspirada del compositor. Sus personajes moldeados a la manera de la commedia dell´arte se presentan en un discurso musical apretado, rápido, preciso, en el cual la palabra, la música y la acción, se corresponden con una coherencia perfecta.

Puccini se hace cargo del episodio de Gianni Schicchi, pero bajo una luz completamente opuesta a la que empleara Dante: le exculpa. En Derecho Penal se considera atenuante a toda circunstancia que contribuya a aminorar la culpa por la comisión de un delito; por un giro de gracia se nos induce a pensar que todo pecado, cuando se le aplica el filtro del humor, puede ser visto bajo una luz misericordiosa, atenuada. Si a esto se le adjunta los efluvios del amor, la identificación positiva con el supuesto pecador queda cerrada.

Frente a la candidez y autenticidad de la joven pareja protagonista (Lauretta, hija de Schicchi y Rinuccio, sobrino del occiso Donati) los personajes de los parientes representan un verdadero carnaval de indigencia espiritual. La codicia, la envidia, la arrogancia acompañada de una total incapacidad para ubicarse en el mundo en que viven, describe a esta grotesca caterva de aristócratas venidos a menos, cuyo objetivo en la vida es conservar a todo costo los privilegios y prebendas de su clase moribunda. Gianni Schicchi pertenece a la clase antagonista: campesinos deseosos de incorporarse a la burguesía urbana, dispuestos a reemplazar a quienes el exceso de fortuna terminó por corromper. Rinuccio describe a Schicchi como un bribón para quién las leyes no tienen secretos, pero gracias a cuya extrema sagacidad e inteligencia será cada vez “más rica y espléndida Florencia” (Aria Avete torto). En otras palabras, la astucia absuelve, si está “bien” empleada.

Toda obra de arte transporta en su materia más interna un mensaje moral que le permite trascender su tiempo. Cabe preguntarse, entonces si “Gianni Schicchi” representa una apología de la metamorfosis, o una alegoría de la persistencia de nuestras estructuras sociales, o finalmente, un llamado al permanente cuestionamiento de nuestros códigos de conducta.

A través de Gianni Schicchi, podemos hacer el ejercicio de mirarnos a nosotros mismos y sacar conclusiones: ¿hasta qué punto la ligereza con que desvalijamos el planeta, las arcas públicas, y la confianza de los más vulnerables no representan un rasgo que portamos, al igual que la familia Donati? ¿No somos también verdaderos bufones actuando en una comedia cuyo argumento es la complacencia y la complicidad? ¿Cuán lejos estamos, realmente, de la actitud frente al mundo de la familia Donati?

Todo eso y mucho más es la cocina de nuestro Gianni Schicchi.

La acción transcurre en un palacio decrépito, en el que los personajes, cual actores de una farsa, esperan como aves carroñeras la muerte del último vástago de una fortuna en decadencia.

La llegada de Lauretta y Schicchi, afuerinos, extranjeros a este orden social, trae un aire fresco y posibilidades de redención.

Sin embargo, nos preguntamos con el Gatopardo, si hay que cambiarlo todo para que nada cambie… ¿Podrán Lauretta y Rinuccio superar los vicios que labraron la ruina de sus antecesores? ¿Serán ellos el atenuante o el agravante? La respuesta está en ¡Gianni Schicchi!

La obra se ofrecerá en dos versiones, las que tendrán el siguiente reparto

Gianni Schicchi, un astuto advenedizo florentino: Patricio Sabaté (*), Javier Weibel (**)

Lauretta, su hija: Virginia Barrios (*), Carla Paz Andrade (*)

Rinuccio, sobrino del fallecido Buoso Donati: Sergio Járlaz (*), Pedro Espinoza (**)

Zita, prima del fallecido: Claudia Lepe (*), Angélica Cárdenas (**)

Gherardo, sobrino del mismo: Antonio Fernández-Brixis (I), Víctor Escudero (**)

Nella, su esposa: Constanza Domínguez (I), Yeanethe Münzenmayer (**),

Gherardino, su hijo: Renato Piña (*), Sebastián Eduardo Gutiérrez (**)

Betto, cuñado del fallecido: Nicolás Aguad (*), Matías Moncada (**)

Simone, primo del mismo: Matías Moncada (*), Cristián Reyes (**)

Marco, hijo de Simone: Diego Álvarez (*), Diego Álvarez (**)

Ciesca, su esposa: Maribel Villarroel (*), Nancy Gómez (**)

Maestro Spinelloccio, médico: Nicolás Suazo (*), (**)

Ser Amatio di Nicolao, el notario: Ramiro Maturana (*), (**)

Pinellino, zapatero: Byron Santander (*), Juan Contreras (**)

Guccio, lavandero: Juan Contreras (*), Byron Santander (**)

(*): Martes 25, Jueves 27 y Sábado 29 de Agosto
(**): Miércoles 26, viernes 28 y domingo 30 de Agosto