Luis Rivano y Pedro Ivanovic, el terrorista

Luis Rivano (c)
Luis Rivano (c)
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“En una sociedad monárquica todos quieren parecerse a la élite y a la nobleza, pero en el segundo caso (sociedad democrática) todos quieren parecer pueblo hasta que poco a poco de tanto ser pueblo terminan todos transformándose en lumpen.” (pp 153)

Esta frase puede sintetizar el pensamiento de Pedro Ivanovic, el terrorista que es interrogado por tres psiquiatras que deben determinar si está o no loco. Es decir, si Ivanovic es internado en un hospital psiquiátrico o tribunales le sigue un proceso para enviarlo a la cárcel.

Luis Rivano (el “paco” Rivano) es autor de libros como El Rucio de los cuchillos (muchos de ellos autoeditados y vendidos en sus propias librerías en calle San Diego de Santiago) y de diversas obras de teatro, como “Te llamabas Rosicler”, llegando a tener tres obras suyas en cartelera en forma simultánea. Con un estilo directo, con un lenguaje simple, fácil de leer, accesible a todos, Rivano ha indagado en ellos en mundos populares, marginales, vinculados a la delincuencia, a la bohemia.

En “Pedro Ivanovic, el terrorista”, Rivano estructura el relato básicamente en las respuestas (y los pensamientos y recuerdos) que el protagonista va dando en el interrogatorio que los tres psiquiatras le hacen.

Así, va delineando la historia, el pensamiento y las motivaciones de Pedro Ivanovic, las que va contrastando con los tres psiquiatras, que funcionan como espejos que reflejan y deforman en base a sus propios prejuicios y a la posición –de superioridad- que asumen.

Ivanovic, nieto de un inmigrante que hace suyos los traumas de las guerras (las dos guerras mundiales, el comunismo y el asesinato de su bisabuelo a manos de los partisanos de Tito) y del ser extranjero, de vivir aislados, nos va mostrando cómo se gesta un pensamiento y se resuelve por un camino extremo. Y Rivano lo hace de manera amable, llevándonos a través de un diálogo casi siempre fluido matizado por los pensamientos y recuerdos del protagonista…

Y como en otros relatos suyos, al final Rivano (Pedro Ivanovic) se muestra demasiado humano, respondiendo a esa necesidad de esperanza, de reivindicación de lo popular más allá de colores políticos.

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“En una sociedad monárquica todos quieren parecerse a la élite y a la nobleza, pero en el segundo caso (sociedad democrática) todos quieren parecer pueblo hasta que poco a poco de tanto ser pueblo terminan todos transformándose en lumpen.” (pp 153)

Esta frase puede sintetizar el pensamiento de Pedro Ivanovic, el terrorista que es interrogado por tres psiquiatras que deben determinar si está o no loco. Es decir, si Ivanovic es internado en un hospital psiquiátrico o tribunales le sigue un proceso para enviarlo a la cárcel.

Luis Rivano (el “paco” Rivano) es autor de libros como El Rucio de los cuchillos (muchos de ellos autoeditados y vendidos en sus propias librerías en calle San Diego de Santiago) y de diversas obras de teatro, como “Te llamabas Rosicler”, llegando a tener tres obras suyas en cartelera en forma simultánea. Con un estilo directo, con un lenguaje simple, fácil de leer, accesible a todos, Rivano ha indagado en ellos en mundos populares, marginales, vinculados a la delincuencia, a la bohemia.

En “Pedro Ivanovic, el terrorista”, Rivano estructura el relato básicamente en las respuestas (y los pensamientos y recuerdos) que el protagonista va dando en el interrogatorio que los tres psiquiatras le hacen.

Así, va delineando la historia, el pensamiento y las motivaciones de Pedro Ivanovic, las que va contrastando con los tres psiquiatras, que funcionan como espejos que reflejan y deforman en base a sus propios prejuicios y a la posición –de superioridad- que asumen.

Ivanovic, nieto de un inmigrante que hace suyos los traumas de las guerras (las dos guerras mundiales, el comunismo y el asesinato de su bisabuelo a manos de los partisanos de Tito) y del ser extranjero, de vivir aislados, nos va mostrando cómo se gesta un pensamiento y se resuelve por un camino extremo. Y Rivano lo hace de manera amable, llevándonos a través de un diálogo casi siempre fluido matizado por los pensamientos y recuerdos del protagonista…

Y como en otros relatos suyos, al final Rivano (Pedro Ivanovic) se muestra demasiado humano, respondiendo a esa necesidad de esperanza, de reivindicación de lo popular más allá de colores políticos.