Diversos estudios han demostrado que el bienestar psicológico ayuda a tener un mejor estado de salud. La Dra. Claudia Canales, cardióloga de Clínica Santa María, explica cómo las emociones influyen positivamente en el organismo y en particular del músculo cardíaco.

Agosto es el Mes del Corazón, una fecha donde se hace hincapié en la importancia de prevenir enfermedades cardiovasculares mediante hábitos saludables y exámenes rutinarios. Sin embargo, el bienestar emocional también juega un importante rol como factor protector contra enfermedades. De hecho, esta relación entre emociones y fisiología ha sido objeto de estudio durante los últimos años por la comunidad científica.

La cardióloga de Clínica Santa María y diplomada en Psicología Positiva, Claudia Canales, explica que está comprobado que disfrutar la vida y tener una mirada optimista se relaciona directamente con un menor riesgo de enfermedad cardiovascular y de morbilidad general.

De acuerdo a la especialista, existe actualmente una amplia evidencia de que la aparición de estas enfermedades en la población general está muy relacionada con los factores psicosociales, los cuales pueden causar o contribuir a generar una determinada patología.

“Diversos estudios han demostrado que hay una relación entre el estado emocional y las enfermedades cardiovasculares. El estrés agudo activa el sistema simpático y el eje corticoadrenal, con la consecuente liberación de sustancias y hormonas como el cortisol y adrenalina a la circulación sanguínea que, en presencia de otros factores de riesgo cardiovascular, pueden ocasionar vasoconstricción coronaria, infarto agudo al miocardio y otros eventos vasculares agudos”, explica la Dra. Canales.

Además, se ha observado que el estado anímico influye en el desarrollo de conductas protectoras o autodestructivas que pueden influir en la aparición o no de enfermedades cardiovasculares.

Es así como aquellas personas con tendencia a la ansiedad caen en malos hábitos alimentarios, llegando muchas veces a la obesidad, desarrollando síndrome metabólico e hipertensión arterial, que son factores de riesgo cardiovascular.

Por otro lado, las personas emocionalmente más estables, tienen menos posibilidades de caer en conductas dañinas para su salud. “Este tipo de personalidades eligen conductas protectoras, como el ejercicio y la alimentación saludable, que previenen la aparición de factores de riesgo cardiovascular. Ambas cosas –salud física y mental– están íntimamente relacionadas”, finaliza la cardióloga.