Una pastora luterana de Denver, Estados Unidos, rompe los esquemas tradicionales al fundar lo que ella describe como una iglesia para “desadaptados”, lo que denomina la casa de todos los pecadores y santos.

La mujer en cuestión es Nadia Bolz-Weber, quien destaca por su gran altura, diversos y coloridos tatutajes, además por su pasado marcado por el consumo de drogas y alcohol y el paganismo.

Criada en una familia cristiana y muy conservadora, asistió de manera breve a una de las universidades de la Iglesia Luterana, Pepperdine en Malibú, California, pero cuenta que no tiene muchos recuerdos de sus 4 meses en la institución, debido a que “era una drogadicta desastrosa”.

www.nadiabolzweber.com

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Asimismo señala que era una chica que no encajaba con los estándares y por lo mismo sentía un gran enojo. Por eso comenzó a ampararse en las drogas y el alcohol y cuenta que en un momento de su vida era consciente del hecho que viviría con suerte hasta los 30 años.

Pero el cambio de vida llegó cuando uno de sus amigos del círculo de comediantes -al cual ella también pertenece- se suicidó, entonces se dio cuenta que el funeral se realizó en un club para comediantes y estaba lleno de “académicos, amanerados y alcohólicos en recuperación”.

Aunque había dejado de asistir a la iglesia, todavía creía en Dios y pensó ‘Esta es mi gente y no tienen pastor. Tal vez estoy realmente llamada a ser la pastora de mi gente’ tal como señala BBC.

En ese momento nació la idea de funda una iglesia a la que a ella misma le gustaría asistir y comenzó a trabajar para eso.

Es así como la parroquia de Nadia Bolz-Weber fue ganando adeptos y actualmente la tercera parte de su congregación es gay, lesbiana o transexual, lo cual es celebrado en diversos lugares del mundo.

La iglesia fundada por Nadia, no tiene prejuicios acerca de la identidad sexual y la orientación, además Bolz-Weber señala que no tiene mucha paciencia para los debates sobre sexualidad en los que se encuentran estancados muchas religiones incluso la luterana.

Por otro lado cuenta que no lee la Biblia de manera literal, ya que a su parecer eso es idolatría.

Además deja claro que cree en el pecado, por lo que nunca se cansa de hablar acerca de lo mal que estamos como sociedad, pero sólo que ella no entiende esto en términos sexuales, demostrando así su carácter progresista, guiada siempre por la tradición luterana.