El ministro griego de Finanzas Yanis Varoufakis dimitió el lunes en lo que parece ser una concesión del primer ministro, Alexis Tsipras, a los acreedores internacionales de Grecia, tras la clara victoria del “No” en el referéndum del domingo.

El inesperado anuncio llegó en el comienzo de una larga jornada, que culminará con una entrevista entre François Hollande y Angela Merkel en París, en la que los líderes europeos analizarán las consecuencias del rotundo “No” de los griegos a las medidas de austeridad propuestas por los acreedores a cambio de nueva ayuda financiera.

La victoria del “No” puede llevar, según los analistas, a que Grecia salga del euro.

“Poco después del anuncio de los resultados del referéndum, se me informó que algunos miembros del Eurogrupo y sus ‘socios’ deseaban mi ‘ausencia’ de las reuniones, una idea que el primer ministro juzgó potencialmente útil para obtener un acuerdo”, dijo en su blog Varoufakis, que que en los últimos meses había chocado muchas veces con los acreedores.

“Por este motivo dejo a partir de hoy el Ministerio de Finanzas”, añadió.

El euro remontó tras el anuncio del ya ex ministro, que pretende contribuir a mejorar la disposición de los acreedores de Atenas -Fondo Monetario Internacional (FMI), Banco Central Europeo (BCE) y Unión Europea- a la hora de reanudar las negociaciones sobre las condiciones de los nuevos préstamos.

La canciller alemana, Angela Merkel, debía encontrarse en París con el presidente francés, François Hollande, en medio de otras reuniones para abordar las implicaciones del voto, una victoria para el partido de izquierda radical Syriza del primer ministro Tsipras, que insistió en que no deseaba una “ruptura” con Europa.

El presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, anunció una cumbre de la eurozona de urgencia para el martes.

Con las consecuencias aún inciertas del “No” y algunos analistas situando las posibilidades del “Grexit” como “muy altas”, el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker debía mantener una videoconferencia el lunes con el presidente del BCE, Mario Draghi, Tusk y el presidente del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem.

Igualmente había programadas reuniones de los ministros de Finanzas alemán y francés en Varsovia y de responsables de Hacienda del grupo de trabajo del Eurogrupo en Bruselas.

“Ha roto los últimos puentes”

Los líderes europeos reaccionaron con una mezcla de consternación y cautela ante la victoria del “No”, por un 61.31%.

Alexis Tsipras, “ha roto los últimos puentes” con Europa, afirmaba el ministro de Economía y vicecanciller alemán, Sigmar Gabriel, al diario Tagesspiegel.

Pese a las declaraciones del primer ministro heleno, las negociaciones para un nuevo rescate son “difíciles de imaginar”.

“La votación en si misma no soluciona nada”, afirmó el ministro francés de Finanzas, Michel Sapin, añadiendo que no habrá solución a la crisis griega sin una conversación “profunda y verdadera” entre Hollande y Merkel.

El presidente del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem, estimó por su parte que el resultado del referéndum era “muy lamentable para el futuro de Grecia”.

En el mercado asiático, la moneda única europea resistía frente al dólar, tras haber caído inmediatamente después de conocerse los resultados del plebiscito.

No es una “ruptura”

El “No” en el referéndum griego “no es una ruptura con Europa”, pero reforzará la posición negociadora de Grecia y obligará a los acreedores a abordar la cuestión de la pesada deuda del país, había asegurado el domingo en televisión el primer ministro griego.

Según Tsipras, los acreedores deberán plantearse finalmente la reestructuración de la gigantesca deuda griega, de 240.000 millones de euros (267.000 millones de dólares).

Miles de personas bajaron a las calles de Atenas para celebrar el “No”. “España y luego Portugal deberían seguir el mismo camino. Estamos por una Europa de los pueblos”, dijo Giorgos, de 25 años.

Pero lo cierto es que Grecia se encuentra al borde del colapso financiero. Si no recibe liquidez y préstamos pronto de las instituciones europeas, podría verse forzada a recurrir a los pagarés o volver al dracma como moneda nacional para que su economía siga funcionando.

El pasado martes, el país no logró reembolsar un préstamo de 1.500 millones al FMI y el viernes el país fue declarado en suspensión de pagos por el Fondo Europeo de Estabilidad Financiera.

Si el banco central europeo no inyecta pronto fondos de emergencia en los bancos griegos, que pese al control de capitales no tienen ya apenas liquidez, la vida se hará más y más difícil para las empresas helenas y para los ciudadanos griegos.