Reventar las burbujas de aire del clásico plástico de embalaje es una relajante obsesión a la que muy pocos se resisten. Por lo mismo, muchos estaban de muerte, cuando Seled Air, empresa que fabrica este producto desde 1960 anunció que dejaría de producirlo.

Todo comenzó cuando a principios de mes, la firma dio a conocer que creó una versión mejorada del artículo, pero que no tenía las adictivas protuberancias “explotables”.

Según explica el diario electrónico Huffington Post, el nuevo material -que se llama iBubble- en lugar de tener casillas de aire individuales, tiene columnas de burbujas conectadas, por lo que al ser presionadas, el aire se escapa a la celda contigua.

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La ventaja de este sistema es que ocupa menos espacio al ser trasladado o guardado, ya que se infla sólo cuando se usa para embalar un producto. Esto significa que un solo camión puede llevar la misma cantidad de plástico que antes debían llevar aproximadamente 47 vehículos.

Aunque las empresas se ahorrarán bastante dinero en el transporte del material, deberán invertir en una bomba de aire para rellenar las nuevas burbujas que cuesta alrededor de 3,5 millones de pesos, según explicó Huffington Post.

Ante esta noticia, miles de usuarios se mostraron desolados, y pidieron a la empresa que por favor siguiera fabricando el antiguo producto usado por muchos como método de relajación.

Tras esto, la compañía decidió escuchar el sentir popular, e informó que decidió seguir produciendo el plástico.

“Nuestro burbujeante corazón se siente reconfortado al ver las respuestas de los preocupados fanáticos del #BubbleWrap. ¡No teman! #NoDetendremosElPop Simplemente estamos ampliando nuestra familia”, dijo la firma a través de su cuenta de Twitter.

¿Por qué es tan adictivo reventar burbujas de plástico?

Aunque no existe un acuerdo en la comunidad científica que explique específicamente porqué gusta tanto esta práctica, hay una serie de teorías al respecto.

Tal como recoge el sitio especializado en ciencia y tecnología, Gizmodo, una de las primeras teorías es la del principio de inmediatez.

Según ésta “la sensación de recompensa por parte del cerebro es mayor cuanto más inmediata es la respuesta”. Y es algo así lo que ocurre con estos globitos de aire. El logro de ser reventados es tan rápidos -sobre todo al comienzo- que notamos esta “recompensa” que nos hace sentir bien. Prácticamente es inmediata la acción y respuesta.

El otro principio es el de satisfacción, en la que se afirma que nuestro cerebro constamente busca algún estímulo satisfactorio, tal como recogió BioBioChile.

A lo anterior se debe sumar esta relación de acción y recompensa. “La energía, tiempo e inversión que requiere hacer estallar una sola burbuja es mínima”, se agrega, por lo que esta simple acción logra desde ya una respuesta, que lo hace adictivo como pocas cosas.

Dejando de lado los aspectos psicológicos, también se puede explicar esta obsesión por un grupo de genes llamados HOXB8, presente en humanos.

El Howard Hughes Medical Institute detalla que existe cierta satisfacción de realizar tareas repetitivas, como por ejemplo el asearse constantemente. Y es algo similar con las burbujas, que de una reventamos otras y así hasta doler los dedos y destruir ese plástico.

De ahí además que a este grupo de genes se les haya bautizado como los Genes de las burbujas del plástico.

Pareciera ser entonces que más allá de todo lo científico, somos fanáticos del placer.