“Hemos perdido gran parte de nuestra capacidad de crecer y crear empleos, la inversión retrocede fuertemente, la productividad cae, las oportunidades, la innovación y el emprendimiento se debilitan”.

De esta manera puede sintetizarse el diagnóstico que el ex presidente Sebastián Piñera realiza sobre la situación actual del país.

El otrora mandatario, en una columna publicado en la edición dominical de El Mercurio, efectúa un demoledor análisis de la gestión del gobierno y la repercusión que ha tenido en el desarrollo de Chile, resaltando, a su vez, indicadores de su mandato, principalmente en materia económica.

“Tanto los resultados objetivos como la apreciación de la ciudadanía muestran un claro veredicto: Chile va por mal camino, se ha perdido el rumbo y el ritmo y estamos viviendo un clima generalizado de desconfianza y creciente frustración”, señala Piñera en el escrito.

A ello replica: “El gobierno ha culpado de estos males a la economía internacional y a tendencias que se habrían iniciado durante la administración anterior. La evidencia contradice ambas hipótesis. Durante el gobierno precedente, a pesar del terremoto-maremoto del 2010 y la crisis internacional, la economía chilena creció y creó empleos con gran dinamismo, revirtiendo la recesión y alto déficit fiscal del año 2009, y reduciendo significativamente la pobreza, y en menor medida, las desigualdades”.

En torno a las causas del deterioro que acusa el anterior jefe de Estado, pueden mencionarse tres. Primero, el programa de la Nueva Mayoría, que “se sustentó en un diagnóstico equivocado, al confundir la voz radicalizada e impaciente de la calle con la opinión más moderada y mayoritaria de la gente, optando por la lógica refundacional de la retroexcavadora, que desconoce la valiosa trayectoria seguida por nuestro país en las últimas décadas”.

En segundo lugar, se “adoptó una ideología equivocada, confundiendo lo público que nos interesa y compromete a todos, con lo estatal. Esta confusión llevó a implementar soluciones en base a un rol hegemónico del Estado, desplazando y debilitando el aporte de la sociedad civil”.

En último orden, Piñera pone énfasis en que se “está implementando reformas estructurales con poco análisis, mucha improvisación y pobre implementación”.

Finalmente, el ex presidente asevera que esta convencido de que “en los tiempos que vienen, el gran perdedor será el statu quo, y que se enfrentarán dos grandes visiones: por una parte, los que propondrán radicalizar el proceso de reformas refundacionales; y por otra, los que propondremos recuperar el camino de las libertades, el progreso, la justicia y la seguridad, con mayor inclusión, diálogo, moderación y acuerdos”.