El lunes probablemente tuvo lugar tu mejor partido por la Selección Chilena, Arturo Vidal. México fue un rival que supo complicar a La Roja, pero de no ser por ti, que te echaste el equipo al hombro, la historia hubiese sido otra. Incluso hubiésemos ganado de no ser por el arbitraje.

Después de ese partido recordé cuando dijiste que eras el mejor del mundo en tu puesto. Yo creo que algún día lo serás. Incluso recordé cuando una vez me convencí de que podrías ser el mejor jugador chileno de la historia, pero después vino tu lesión a la rodilla antes del Mundial de Brasil y creí que no volverías a ser el mismo.

Y me equivoqué. En la Juventus alcanzaste nuevamente el nivel que te llevó a ser considerado como un posible refuerzo de equipos como el mismísimo Real Madrid, y la Copa América sería la oportunidad perfecta para demostrar que tú y no Alexis es el llamado a ser la estrella de esta Selección, que tú ibas a comandar a La Roja a lograr su primer trofeo, ese que ha sido tan esquivo. Y me equivoqué.

En realidad, tú te equivocaste. Según la investigación, al parecer manejaste bajo estado de ebriedad minutos antes de volver a concentrarte en Juan Pinto Durán. No te puedo juzgar por beber alcohol, no puedo lanzar la primera piedra si hablamos de beber un trago cuando en unas horas más hay que trabajar, no pretendo ser hipócrita en ese sentido. Pero, no debiste manejar.

Fuiste irresponsable, Arturo. Pudiste haber matado a alguien, incluso a tu propia mujer, o haber terminado con tu carrera futbolística, por lo mismo espero que la justicia te trate como cualquier chileno que quiebra la ley. También creo que debes ser castigado por Jorge Sampaoli aunque estés en condiciones de reintegrarte a Juan Pinto Durán, pero parece que tus compañeros no quieren perderte.

Hoy me acuerdo de cuando lograste la titularidad en Colo Colo el 2006, siendo muy joven, cuando Claudio Borghi notó tu gran talento para el fútbol. Me acuerdo del Sudamericano Sub 20 en el verano de 2007, cuando se popularizó tu apodo de “Celia Punk”. Me acuerdo del Mundial Sub 20 que se jugó en Canadá a mitad del mismo año, donde fuiste parte de una Selección que mereció algo más que un tercer puesto. Me acuerdo cuando tu nivel te llevó a Alemania y después a Italia, país donde juegas por la Juventus a la que hace pocos días defendiste en la final de la Liga de Campeones de Europa.

Igual me acuerdo de cuando en el Mundial Sub 20 tú y tus compañeros se enfrascaron una pelea con la policía canadiense, o de que fuiste uno de los protagonistas del caso Bautizazo, pero como pediste perdón retornaste rápidamente a la Selección.

También me acuerdo de Jorge Valdivia, otro que se ha mandado varios condoros. Tu compañero ha tocado el suelo muchas más veces que tú, la gente lo ha despreciado muchas más veces que a ti. Pero el “Mago” es un talentoso que con un pase puede cambiar un partido, y así de a poco se ha ido ganando otra vez el cariño de la gente.

Valdivia es un genio, pero tú eres un superclase. No dudo de que tu talento te hará reencantarnos, y aunque quizás la historia no va a querer alzarte como el mejor de todos en Chile, porque Elías Figueroa ha tenido una vida intachable en lo extrafutbolístico, no dudo de que vas a esforzarte por demostrar que sí mereces esa corona.

Hoy estoy enojado contigo, Arturo, al igual que millones de chilenos. Pero estos millones de chilenos que hoy nos sentimos defraudados tenemos mala memoria. Si el día de mañana eres vital en un triunfo ante Brasil o Argentina, o si no dejas de jugar la Copa América y en una hipotética final marcas el gol del triunfo, la gente dejará tu accidente en el pasado.

Por favor, Arturo, no vuelvas a manejar con alcohol en el cuerpo, tu carrera pese a este hecho no se ha acabado y la verdad es que en la Selección te necesitamos. Por lo mismo te llamo a estar tranquilo, porque la memoria del chileno es frágil y tienes talento de sobra para volver a reencantarnos.