La dieta mediterránea, tan apreciada por sus beneficios para la salud, podría desaparecer, provocando así un mayor riesgo de obesidad y de enfermedades crónicas en la región, alertó el jueves la FAO.

“La región del Mediterráneo vive un ‘cambio nutricional’ que la aleja de su tradicional dieta, considerada durante mucho tiempo como modelo de vida sana”, según revela un informe presentado el jueves en la Exposición Universal de Milán.

El estudio, realizado por la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y el Centro Internacional de Estudios Agrónomos Mediterráneos (CIHEAM), muestra que el cambio en los hábitos alimentarios en todo el Mediterráneo provoca efectos negativos, como la obesidad, la invalidez y la muerte prematura.

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La dieta mediterránea, también llamada “dieta cretense”, que previene enfermedades cardiovasculares, se compone esencialmente de frutas y verduras, de carne magra y de pescado, y de una importante presencia del aceite de oliva en detrimento de otras grasas.

La globalización, los cambios en el comercio de los productos alimentarios y en el modo y estilo de vida, en especial con la evolución del papel de la mujer en la sociedad, están provocando una mutación de los hábitos de consumo en la región, señala el informe.

“Mientras que la malnutrición afecta a la parte meridional del Mediterráneo”, el resto de países de la región experimentan un aumento de la obesidad, que afecta sobre todo a los niños, precisa el estudio.

“La dieta mediterránea, muy integrada en las culturas locales, es nutritiva, respetuosa con el medio ambiente y favorece a las economías locales”, declaró Alexandre Meybeck, coordinador del programa Sistemas Alimentarios Sostenibles de la FAO.

El estudio asegura que los modelos alimentarios tradicionales se ven afectados por la presencia creciente de productos importados de otras regiones y por una mayor tendencia a los monocultivos.

Según las estimaciones, en la actualidad solo se cultiva el 10% de las variedades tradicionales de la región del Mediterráneo.

El turismo, la creciente urbanización, la escasez de recursos naturales y la pérdida de conocimientos tradicionales contribuyen a una rápida disminución de la diversidad genética de los cultivos y de las especies animales a través del Mediterráneo.