Paulina González y Paolo Bortolameolli se lucen en el Municipal de Santiago

Paulina Gonzalez | www.neue-stimmen.de
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A estas altura del nivel que ofrecen los cultores e intérpretes de la música en Chile, no puede sorprendernos que dos jóvenes valores: la soprano Paulina González y el director musical Paolo Bortolameolli, se hayan convertido en figuras principales del Quinto Concierto de la Temporada 2015 de la Orquesta Filarmónica de Santiago, en que se ofrecieron obras de Leon Schidlowsky y Richard Strauss, cuatro en total, caracterizadas por su gran exigencia técnica y elevada complejidad de interpretación.

La presentación comenzó con el estreno mundial de “Musical Landcapes”, del compositor chileno León Schidlowsky, Premio Nacional de Artes Musicales 2014. Tal como lo señala el propio músico, “mi obra representa una visión panorámica de contrastes sonoros”. Una composición breve, de muy moderna tonalidad, escrita en el 2013, concebida bajo la forma de un solo movimiento, pero dividida de acuerdo a los cambios de tiempo. Bronces y percusión llevaron la “voz cantante” en esta obra, con solidez extrema y rigurosa conducción de Bortolameolli.

A continuación, aunque separadas por un intermedio, se ofrecieron tres obras maestras de Richard Strauss, encabezadas por “Las últimas Cuatro Canciones”, compuestas por un octogenario autor, una verdadera despedida de la vida, en que él recuerda la época romántica que vivió antes de la Segunda Guerra Mundial. Música suave, dulce, con poemas de Herman Hesse y Joseph von Eichendorff que contaron con la hermosa voz de Paulina González, cuya vocalización tiene una perfecta textura que combina en forma armoniosa, los agudos de soprano y los graves y más centrados de mezzo, con una espléndida dicción en idioma alemán.

En la parte final del concierto, Bortolameolli y la Filarmónica cosecharon estruendosos aplausos para dos obras con música a ratos inquietante, intensa y expresionista como “La danza de los siete velos”, de la ópera “Salomé” y la suite de la ópera “El Caballero de la Rosa”, con una música plena de la “Belle Epoque”, pero en la que ya se advierte del brusco cambio que sufrirá Europa. Especial reconocimiento final brindó Bortolameolli a sus excelente ejecutantes de las cuatro familias instrumentales, entre ellos, los solistas en maderas y cuerdas.

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A estas altura del nivel que ofrecen los cultores e intérpretes de la música en Chile, no puede sorprendernos que dos jóvenes valores: la soprano Paulina González y el director musical Paolo Bortolameolli, se hayan convertido en figuras principales del Quinto Concierto de la Temporada 2015 de la Orquesta Filarmónica de Santiago, en que se ofrecieron obras de Leon Schidlowsky y Richard Strauss, cuatro en total, caracterizadas por su gran exigencia técnica y elevada complejidad de interpretación.

La presentación comenzó con el estreno mundial de “Musical Landcapes”, del compositor chileno León Schidlowsky, Premio Nacional de Artes Musicales 2014. Tal como lo señala el propio músico, “mi obra representa una visión panorámica de contrastes sonoros”. Una composición breve, de muy moderna tonalidad, escrita en el 2013, concebida bajo la forma de un solo movimiento, pero dividida de acuerdo a los cambios de tiempo. Bronces y percusión llevaron la “voz cantante” en esta obra, con solidez extrema y rigurosa conducción de Bortolameolli.

A continuación, aunque separadas por un intermedio, se ofrecieron tres obras maestras de Richard Strauss, encabezadas por “Las últimas Cuatro Canciones”, compuestas por un octogenario autor, una verdadera despedida de la vida, en que él recuerda la época romántica que vivió antes de la Segunda Guerra Mundial. Música suave, dulce, con poemas de Herman Hesse y Joseph von Eichendorff que contaron con la hermosa voz de Paulina González, cuya vocalización tiene una perfecta textura que combina en forma armoniosa, los agudos de soprano y los graves y más centrados de mezzo, con una espléndida dicción en idioma alemán.

En la parte final del concierto, Bortolameolli y la Filarmónica cosecharon estruendosos aplausos para dos obras con música a ratos inquietante, intensa y expresionista como “La danza de los siete velos”, de la ópera “Salomé” y la suite de la ópera “El Caballero de la Rosa”, con una música plena de la “Belle Epoque”, pero en la que ya se advierte del brusco cambio que sufrirá Europa. Especial reconocimiento final brindó Bortolameolli a sus excelente ejecutantes de las cuatro familias instrumentales, entre ellos, los solistas en maderas y cuerdas.