Estrictos, liberales, fríos, cariñosos; existen distintos tipos de padres, tantos como la cantidad de modelos de crianza. Pese a ello, según un experto, hay acciones de los progenitores que no ayudan a formar una personalidad segura en los hijos y terminan convirtiéndolo en un ser inseguro, miedoso y frustrado.

José Antonio Marina es un filósofo, ensayista y pedagogo español, quien en su nuevo libro Los miedos y el aprendizaje de la valentía reconoció las características de crianza que suelen llevar a cabo los padres que educan a un niño miedoso y qué se debe hacer para combatirlas.

“Hay miedos que nos protegen y miedos que nos destruyen. Estos últimos son nuestros enemigos y como tal hay que declararles la guerra”, comentó Marina en su publicación, asegurando que estos “pueden llegar a entorpecer su desarrollo”.

En entrevista con el diario español ABC, el filósofo adelantó parte de su libro, mencionando las acciones que realizan los padres que crían un hijo miedoso.

No alimentar los temores infantiles

A un niño le aterra disertar frente a su curso o le da miedo ir a un cumpleaños de su compañero. En vez de asumir que ambas (o una) de las situaciones le produce pavor, ocultará su sentimiento con una excusa: “la fiesta será muy aburrida, para qué voy a ir, además no tengo que ponerme, y encima que bien, porque dan una película en la tele”, o en el caso de la disertación: “mamá estoy enfermo, prefiero quedarme en casa jugando al pc”.

Según comentó el experto, lo peor es ceder a la excusa de niño, en conocimiento que en realidad él teme enfrentarse a la situación. “Su decisión le tranquiliza momentáneamente. Pero la soledad es un antídoto falso contra el miedo social. Falso porque en realidad lo está alimentando. Al miedo hay que tenerle verdadero odio. Hay que declararle la guerra”, comentó al sitio español.

Otra situación común señalada por José Antonio, es el traspaso de los miedos. Demasiadas advertencias a un niño para que no cometa algo “hace que los pequeños vayan teniendo la idea de que viven en un mundo hostil lleno de peligros, donde lo mejor es no salir mucho al exterior”, afirma.

“Si usted quiere un hijo miedoso y vulnerable, protéjale, resuelva sus problemas, dele ejemplos de cobardía”, añadió el filósofo, en el caso contrario es recomendable dar ejemplos de valentía y no traspasar los miedos personales.

“Me molestan los problemas como todo el mundo, pero procuro enfrentarme a ellos”, es la actitud que recomendó el experto para transferir a los hijos.

Enfrentar los miedos

Si bien es importante demostrar una imagen de fuerza y heroísmo, tampoco se puede dejar pasar el peligro ni quitarle importancia a pequeñas situaciones que aquejan al niño. “Da igual que sea miedo o que viene lloroso porque no le han invitado al cumpleaños de su amiguito. No son cosas de niños. Para el niño en ese momento es muy importante porque está ocupando toda su conciencia”, contó el experto.

Otro consejo que entregó el filósofo, es que durante el aprendizaje de palabras, es importante que el niño sepa el nombre de cada sentimiento o emoción (tristeza, felicidad, rabia, etc) así pueda comunicar qué le sucede en caso de enfrentarse a un miedo y conseguir tranquilidad.

“Hay que tener en cuenta que el niño se asusta cuando no sabe qué le pasa. Si, definitivamente debemos hablarles y conviene mucho que ellos hablen también de sus miedos. Los padres tienen que tener paciencia para escucharles cuando hablan de esto o de cualquier sentimiento que les perturba. Es importante también que sean conscientes de que cuando tienen la primera noticia de los miedos de su hijo, no es el momento de dar consejos, sino de acogerlo y confortarlo”, aconsejó.

Al respecto, José Antonio Marina entregó algunas recomendaciones sobre qué situaciones evitar para criar a un niño miedoso y qué acciones tomar.

1. No sobreproteger

Según comentó, esta actitud favorece las conductas de evitación y las premia, en vez de ayudar a enfrentarlas.

2.No colaborar con los miedos

Aunque parezca contradictorio, este punto se refiere a alejar al niño de su miedo, cubrirlo, tal como se señalaba en los ejemplos de arriba. Es mejor ayudarlo a encarar la situación, apoyándolo y descifrando sus sentimientos.

3. Mejorar habilidades sociales

El filósofo comentó la importancia de generar lazos y relaciones para un niño, especialmente si este padece de pavor social. Lo anterior se logra, por ejemplo, invitando amigos o compañeros a casa, influenciando al niño para que converse con otros en el parque o una plaza, etc.

“Es importante combatir la timidez porque esta priva al niño de uno de los grandes antídotos del miedo, que es la amistad y una buena interacción con sus iguales”, agregó.

LadyDragonflyCC (cc)

LadyDragonflyCC (cc)

4. Proponer pequeñas tareas

Estas se refieren a pequeños objetivos a corto plazo que el niño pueda lograr, para luego ser elogiado y premiado (parcialmente) si accede llegar a la meta.

Combatir el miedo al colegio: tarea de padres y docentes

Este es un punto muy importante, destacado por el experto: es más común de lo imaginado. Normalmente los medios suelen relacionar el colegio como una experiencia negativa, al igual que lo enunciado por niños mayores que lo cursan.

“Los pequeños suelen anticipar consecuencias desfavorables: los compañeros se van a reír, les van a regañar, no van a saber contestar, voy a ser más torpe que los demás… Por alguna razón, estos chicos detectan algún elemento amenazador donde otros no lo ven”, afirmó José.

Respecto al rol de los profesores, Merino asumió que es importante estar alerta de los pensamientos de los alumnos. “Con frecuencia los niños salen de la escuela sabiendo con certeza para qué no sirven, pero sin tener una idea clara de sus fortalezas. Y eso puede provocar un sentimiento crónico de no poder enfrentarse a los problemas”, contó.

“Con mucha frecuencia se utiliza el miedo como herramienta pedagógica pero la escuela tiene que ser un ámbito alegre y un ámbito de confianza. Esto no se nos debe olvidar nunca”, recomendó el filósofo.

Evaluación de un psicólogo

Hay situaciones en las que los padres recurren a la evaluación de un especialista; pero, ¿cuándo es el momento adecuado para hacerlo? Patricia Castillo Gallardo, académica de la Facultad de Psicología UDP y Doctora en Psicología, contó que cuando los miedos afectan verdaderamente su vida cotidiana, se debe considerar un psicólogo.

La experta aclaró que si el niño no tiene relaciones de juego placentero con otros niños o en otras circunstancias en las que sintiéndose seguro no pueda disfrutar con los pares (ejemplo, que no juegue en escenas familiares, que no participe con otros niños de la familia o muy cercanos a los padres).

Lo anterior, además, cuando el esfuerzo de los padres se ve totalmente anulado por la actitud del niño.

No obligar

Otro punto importante agregado por la experta es el de no obligar al niño a hacer algo que no quiere. “Presionarlo, obligarlo, compararlo con otros niños. Enojarse. Descalificarlo. Esas acciones no sólo no ayudan al pequeño, si no que lo angustian pues pone en cuestión su lugar como ‘hijo amado’”, agregó.

Lo principal es no presionarlo a hacer cosas que él no quiere y donde demuestra una angustia poco habitual. En ocasiones es posible ayudarlo acompañándolo a realizar las acciones o pidiéndole a algún compañero que lo ayude en la tarea. Es muy importante hablar con el niño tranquilamente y ofrecerle explicaciones a su conflicto, señaló la experta en concordancia con el filósofo.

“Los niños a veces tienen dificultades para ponerle palabras a sus temores y los adultos deben ayudarlos sugiriéndoles hipótesis y explicaciones y dando seguridad aclarando aquello que el niño teme”, agregó.

cristian (cc)

cristian (cc)