El grupo Estado Islámico (EI) dinamitó el sábado la prisión de Palmira, uno de los símbolos de la represión del régimen sirio desde los años 80, informó el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH).

Esta gran prisión, situada en pleno desierto y cuya mera mención aterrorizaba a los sirios, “fue destruida en gran parte después de que el EI colocara bombas en su interior y en los alrededores”, según la ONG.

Esta histórica ciudad ubicada en el centro de Siria fue tomada hace diez días por los yihadistas.

Simpatizantes del EI difundieron en Twitter varias imágenes de la supuesta destrucción, con fotos de la explosión y edificios destruidos.

“El EI borra una prueba de los crímenes del clan de los Asad haciendo estallas la célebre prisión de Palmira”, tuiteó Mohamad Sarmin, opositor sirio en el exilio.

“La prisión de Palmira es un testigo de los crímeres del siglo”, comentó un activista en la misma red social, mientras otros afirmaban que había que preservar ese “símbolo del terror de los Asad”, con todo lo que podría servir como evidencia de las atrocidades cometidas en su interior.

La prisión de Palmira se hizó tristemente famosa por la masacre de centenares de presos en los años 1980, en tiempos de Hafez al Asad, padre del actual presidente, aunque la tortura se ha practicado durante años.

Antes de la caída de Palmira en manos del EI, el régimen sirio trasladó a los detenidos a otras prisiones del país, según el OSDH.