Una multitud colmaba el lunes la Plaza de Mayo de Buenos Aires epicentro de los festejos por el aniversario de la revolución que en 1810 condujo a la independencia de la corona española, en un acto que cerrará por la noche la presidenta Cristina Fernández.

Las celebraciones se realizan en un clima de efervescencia política, a cinco meses de las elecciones presidenciales del 25 de octubre, en el último tramo del gobierno de Fernández, que concluirá su segundo mandato en diciembre.

Miles de banderas de agrupaciones sociales, gremiales y del oficialista Frente para la Victoria (FPV) ondeaban en la plaza de Mayo frente a la sede gubernamental, donde un gigantesco escenario alberga un festival musical.

El acto cierra tres días de celebraciones por la fecha patria que incluyeron espectáculos, muestras y la inauguración de un monumental centro cultural y sala de conciertos en el remodelado Palacio de Correos del siglo XIX de la capital argentina.

Fernández participó este lunes por la mañana del tradicional Tedéum que se celebró en esta ocasión en la centenaria Basílica de Luján, 75 kilómetros al oeste de Buenos Aires.

En la misa estuvo presente todo el gabinete ministerial y el gobernador de Buenos Aires, Daniel Scioli, precandidato a la presidencia por el partido gubernamental al igual que el ministro de Interior y Transporte, Florencio Randazo.

Ambos dirimirán la candidatura presidencial por el oficialismo en las primarias abiertas y obligatorias del 9 de agosto.

Fernández no ha expresado públicamente apoyo hacia uno u otro precandidato.

El mayor adversario por la oposición es el alcalde de Buenos Aires, Mauricio Macri y en tercer lugar el diputado peronista disidente Sergio Massa.

En su homilía ante Fernández y los dos precandidatos oficialistas, el arzobispo de Luján, Agustín Radrizzani, arengó por “cultivar la convivencia en todos los argentinos, la solidaridad, mayor justicia social y participación en los proyectos comunes”. 

“No se hagan daño, cuídense, que no haya odio, que no haya peleas, dejen de lado la envidia, dialoguen”, pidió el prelado.

La semana pasada Randazzo y Scioli se vieron envueltos en un entredicho luego de una polémica broma de Randazzo en un acto público al referirse a la condición física del gobernador, que sufrió la amputación del antebrazo derecho en un accidente náutico en 1989.